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Eduardo Campos Martínez

La posibilidad de acceso ilimitado a información en estos tiempos ha significado en nuestra sociedad grandes cambios respecto a la forma en la que nos relacionamos, así como la accesibilidad al conocimiento práctico y científico de las cosas. Ha obligado a rediseñar las estrategias de aprendizaje en las escuelas en todos los niveles educativos; de igual forma, ha revolucionado la comunicación colectiva comercial y los negocios en sus niveles micro y macro.

El mercado, como es su necesidad, ha utilizado las estrategias digitales para influir de manera constante y persistente en el consumo exacerbado y globalizado. Por lógica simple, las generaciones mas jóvenes que tienen una estrecha relación con los medios actuales de comunicación, como son las redes sociales en todas sus plataformas, son las más involucradas en esta nueva realidad. El establecimiento de cánones de moda, belleza y estatus logran penetrar indistintamente del nivel social, económico y cultural en la sociedad mundial. Por lo que paulatinamente hemos caminado a una homogenización social en el mundo, la consecuencia ineludible de esta condición es el consumismo y la creación de necesidades materiales inexistentes entre los jóvenes. El mercado ha tenido este objetivo desde el inicio de su globalización y hoy vive una de sus mejores épocas.

Varias son las consecuencias de esta vorágine, los jóvenes tienen todo al “alcance de su mano” no hay información que no obtengan, ni conocimiento que tengan que ignorar, y sobre todo, la obtención de bienes de consumo que en horas pueden recibir a la puerta de sus casas. Esta condición ha envuelto a nuestra sociedad joven en una dinámica acelerada, que desintegra en muchas ocasiones la convivencia familiar, y eso pone a los padres de familia en una lucha constante contra los equipos tecnológicos, la integración familiar se disuelve, siendo esta la base de la estabilidad emocional, el “ataque” de las redes sociales respecto a los conceptos del correcto estilo de vida generan una sensación de frustración e inevitablemente a corto plazo un desprecio a su realidad, es por ello que la depresión es hoy la enfermedad mas común y con las más severas consecuencias socioculturales de nuestra civilización.

No podemos nadar contracorriente, bajo la utópica idea que en el pasado todo era mejor, los avances en nuestra actualidad traen consigo más beneficios que perjuicios, sin embargo, resulta muy importante tomar seriedad en las decisiones al respecto de la forma de comunicación y sus contenidos, que estas estén encaminadas a despertar la consciencia del bien común antes que el consumo simple, que las ambiciones materiales se basen en objetivos a mediano y largo plazo con responsabilidad social.

El aumento en las estadísticas en suicidios juveniles y los lamentables ataques de jóvenes solitarios dan cuenta de la necesidad en la atención socioemocional, pero sobre todo en la atención al núcleo familiar. El 77% de los jóvenes entre 15 y 19 años que se han suicidado pertenecían a países con ingresos bajos y medianos. En 2019 el suicidio fue la cuarta causa de muerte en personas de 15 a 29 años en el mundo. En México el censo del INEGI 2020 señala, que sucedieron 7,818 fallecimientos por lesiones autoinfligidas en el país. Esta cifra representa una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 000 habitantes. Asimismo, refleja que la tasa de suicidio es más alta en el grupo de jóvenes de 18 a 29 años, ya que se presentan 10.7 decesos por esta causa por cada 100 000 jóvenes.

El problema no son las tecnologías y sus contenidos, es la necesidad prioritaria de fortalecer los lazos afectivos, la familia, la comunidad como el núcleo social necesario que, interrelacionándose con sus miembros permite un desarrollo progresivo y común. Que el contacto digital deje de suplir el natural y obligado contacto físico necesario, que las artes, el deporte y la ciencia sirvan de ancla a las juventudes que son nuestro futuro.

Quienes creen en el ordenamiento natural de las cosas, así como en la sabiduría universal, conciben cualquier cambio como parte del plan del universo para llevarnos a una evolución positiva como especie. Hagamos la tarea que nos corresponde a cada uno porque el bien común es bien individual.

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