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Eduardo Ramírez Aguilar

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

La pasión del jaguar

No existe nada tan misterioso como la pasión que rodea a un personaje. En los últimos años, y sobre todo en este último, Eduardo Ramírez Aguilar es uno de los políticos más aludidos de Chiapas. Lo mencionan en las revistas políticas, en los diarios, en las redes sociales, espacios donde algunos lo cuestionan y otros lo aplauden. Es decir, genera discrepancia y adhesión al mismo tiempo. ¿Por qué?

No lo sé de cierto, pero me aventuraré a decir que tal vez por recelo, pues como decía el poeta Ovidio: “el que ha naufragado tiembla incluso ante las olas tranquilas”.

Los que recelan tienen motivos para hacerlo. En este instante si hay alguien que configura una propuesta fuerte dentro del partido en el poder para asumir la candidatura al Gobierno del Estado, es él. Muchos dirán que su propuesta es solamente un rumor que suena en los corrillos políticos, porque el llamado Jaguar Negro no ha declarado nada aún, ya que se ha dedicado a cumplir la encomienda que los electores le confiaron para representarlos en el Senado de la República.

Pero es un rumor que cala y suena en todos los rincones de Chiapas. Lo mencionan en el sector empresarial, en la clase política, en las organizaciones campesinas y obreras. Lo identifican en los Altos, Norte, en la región de los Llanos, Frailesca, Metropolitana, Valles, Bosques y Mezcalapa.

Esa inquietud, quiero pensar, también proviene por ser uno de los actores políticos con mayor experiencia en la administración pública, en el ámbito legislativo y por su gran preparación profesional. Es abogado, maestro en Derecho Constitucional y Amparo y cuenta con un doctorado en Ciencias Políticas.

 

¿RECELO?

Algunos personajes de la política chiapaneca que aspiran a ser candidatos a la gubernatura por Morena han ido de aquí para allá, de evento en evento, placeándose, mostrándose en público, y es notoria su desesperación por hacerse visibles. En ese trance, ellos han sido los promotores de la crítica a Ramírez Aguilar. Incluso, han llegado al absurdo de difundir en las redes un meme de la escultura Tlalli con el rostro del senador. Con ello, tratando de burlarse, demostraron quién es el adversario a vencer en la lucha por la postulación.

Decía Hermann Hesse que “cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros”. Más o menos en ese sentido, ese poder es la experiencia y lo que representa en los hechos la actividad política de Eduardo Ramírez en varias décadas en el servicio público.

Recordemos que un político no es producto de la reproducción instantánea, sino es un ser que se construye a través de los años, del fallo y el acierto, de los resultados y los fracasos. Ahí está, por ejemplo, Winston Churchill, quien tuvo que recorrer un largo camino para llegar a convertirse en el monstruo político que después fue y que, sin exagerar, podemos decir que por sí mismo pudo ganar la Segunda Guerra Mundial.

Pero la figura de Ramírez Aguilar no se parece tanto a Churchill, sino más bien a Juárez, cuyo legado él pondera y trata de seguir en aras de ser útil a la sociedad.

Ser juarista es quizá una de las principales posturas políticamente correctas que hayan surgido en nuestro país. Lo cual quiere decir que desde hace muchas décadas en México tiene un lugar relevante y muy positivo en nuestra larga historia política.

Juárez fue un aguerrido abogado, defensor de la Constitución. Su comportamiento tanto como ciudadano de a pie como gobernante, siempre se ajustó al texto fundamental. Incluso en los momentos más álgidos y convulsos de la nación apegó sus decisiones en la Carta Magna, como cuando solicitó autorización al Congreso para suspender garantías, asumir facultades extraordinarias y celebrar tratados. La Constitución fue su símbolo.

No es extraño que el Benemérito de las Américas nunca haya dado un golpe de Estado o haya quebrantado las leyes. Se inclinó por respetar la constitucionalidad, los derechos, las libertades; velar por el avance de la educación y proteger las instituciones. Con firme ideología liberal logró algo que parecía imposible: separar la Iglesia del Estado. Algunos historiadores lo han calificado como la cumbre de la política mexicana del siglo XIX.

Desde sus tiempos de juventud y en su larga marcha en la política, Eduardo Ramírez ha demostrado ser un hombre respetuoso de las leyes. Cuando fue secretario general de gobierno en la administración anterior siempre buscó dirimir los conflictos por medio del diálogo y que los acuerdos alcanzados se ciñeran al marco legal.

Siendo diputado local hizo grandes esfuerzos por hacer de la Constitución chiapaneca una Constitución más ciudadana, porque –igual que Juárez- piensa que las leyes deben brindar justicia, equilibrar los derechos, garantizar la igualdad y responder a las necesidades de la población, en un ambiente donde el pueblo mande y el gobierno obedezca.

La primera encomienda que obtuvo Juárez fue a sus 25 años, como regidor en el Ayuntamiento de Oaxaca. La de Lalo Ramírez fue a los 23, como síndico municipal, y a sus 26 lo nombraron alcalde interino de su natal Comitán de Domínguez.

En 2008, logró que la gente lo eligiera para un segundo periodo al frente de Comitán. A pesar de las adversidades y la falta de recursos, gobernó con alegría, de puertas abiertas. Limpió las finanzas, impulsó la inversión privada y el mejoramiento de la imagen urbana, y le dio un empuje importante a la economía de la localidad.

En 2012 fue diputado federal y el primero de octubre de 2015, los diputados del Congreso del Estado lo ungieron presidente de la Mesa Directiva, posición desde la cual encabezó mesas de trabajo con empresarios, líderes sociales y políticos, artesanos, campesinos, obreros, estudiantes y con los indígenas, y de todos ellos recogió las necesidades, demandas y planteamientos que sirvieron para una de las reformas más recientes de nuestra Constitución.

En 2018, ganó la elección a senador y en agosto de 2020 fue elegido presidente del Senado, convirtiéndose en el primer chiapaneco en la historia en obtener tan alta distinción y desde donde promovió, debatió y defendió iniciativas que hoy en día protegen y fortalecen los derechos a una educación de calidad, a servicios de salud dignos, a la seguridad.

Asimismo, luchó por la aplicación de una tasa del IVA del 8% en la frontera sur de México, por la inclusión laboral de las personas con discapacidad, la asistencia del Estado en servicios funerarios en casos de emergencia sanitaria (como la pandemia de coronavirus), la protección a las víctimas de trata, entre muchas otras iniciativas.

Hace unos días anunció que lanzaría una propuesta para reducir en 50% el número de casillas para el ejercicio de revocación de mandato, para que el INE no argumentara gasto excesivo en esa materia y se lleve a cabo.

 

ARGUMENTOS

Sin duda, los que critican y tratan de descalificar a Eduardo Ramírez Aguilar con memes y acusaciones absurdas y sin fundamentos, todo con tal de impedir sus aspiraciones políticas, tienen buenos argumentos para hacerlo, que para su propio fastidio son los mismos que para los que lo respaldan y reconocen su activismo político.

Así la pasión que el Jaguar Negro despierta en muchos personajes. Aunque falta mucho para el 2024, todos los que han emprendido campañas de odio contra su persona han resaltado sus cualidades.

 

@_MarioCaballero

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