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Letras Desnudas

Mario Caballero

La desesperación con que ha buscado el respaldo del precandidato de Morena al Gobierno del Estado pinta de cuerpo entero a Uriel Estrada Martínez. Es el retrato perfecto del huérfano político, de quien quiere alcanzar el hueso a como dé lugar y del que tiene miedo de terminar en la cárcel después de cinco años de abusar del poder en la Auditoria Superior del Estado.

Para empezar, la orfandad política.

En poco tiempo, muy lejos han quedado los días en que el todavía auditor superior se sentía todopoderoso, capaz de someter a cualquier funcionario y de amenazar a las autoridades municipales. Ya no hay en él la misma prepotencia y arrogancia de antes. Si hace algunos meses pateaba las puertas, ahora suplica que le abran.

“¿Dónde está aquel Uriel Estrada que miraba a todos por encima del hombro?”, preguntan algunos. “Allá –responden otros- hincado, haciendo antesala para humectar con saliva las suelas de los mandamases del movimiento obradorista”.

Algunas cosas que deben aprender todos aquellos que hagan de la política su profesión de vida, es medir los tiempos, calcular los momentos coyunturales, interpretar cada movimiento en el tablero y a partir de ello apostarle al que se vislumbre como el virtual ganador. Uriel hizo su apuesta y perdió. Puso todas sus fichas en la persona equivocada: Ismael Brito Mazariegos.

Por eso hoy suplica apoyo. Se quedó sin respaldo. Peor todavía, sin protección.

Cuando medio Chiapas sabía que Brito Mazariegos había caído en desgracia desde antes de las elecciones de 2021, él continuó operando política y financieramente a su favor.

No se sabe si por lealtad, ignorancia o estupidez, pero siguió terco por construir la estructura política que fortaleciera el proyecto del exsecretario de gobierno a la gubernatura. Ingenuo, creyó que esa era la ruta para que también él obtuviera otros años más viviendo del presupuesto y en completa impunidad. Erró.

Brito tuvo la oportunidad de ser un gran secretario de Estado, ganar credibilidad y reputación como funcionario público y con base a buenos resultados como encargado de la política interna del estado pudo ganarse la confianza de los chiapanecos y del gobernador Rutilio Escandón Cadenas. No la aprovechó. Todo lo contrario, abusó del poder.

En los casi tres años que estuvo en el cargo se dio el tiempo para hostigar a otros secretarios, armar grupos de choque con los que desestabilizaba algunas regiones de la entidad para después aparecer como el que resolvió el conflicto y hasta para construir una red de corrupción con la que persiguió, amenazó y extorsionó a alcaldes y otros funcionarios del gobierno estatal.

No por nada él quedó fuera del cargo y parte de su grupo cercano terminó en la cárcel bajo acusaciones de desvío de recursos públicos y tráfico de influencias. Por un enorme gesto de misericordia, o mejor dicho, por lástima alcanzó a una diputación federal.

Patético, Brito creyó que desde ahí aún podía lanzar su proyecto al Gobierno del Estado. Empero, ya no contaba con el respaldo del gobernador. Y los que antes le manifestaron su apoyo lo hicieron porque era el segundo de abordo en el poder y otros, obvio, por las presiones políticas que él había ejercido sobre ellos. El resultado: ni un triste premio de consolación en el pasado proceso interno de Morena para elegir al coordinador estatal de la 4T.

Esto no lo leyó ni lo interpretó Uriel Estrada Martínez, quien por apostarle todo a Ismael Brito ahora deambula en los eventos de Eduardo Ramírez como alma en pena y sin nadie que lo respalde. Está huérfano.

EL HUESO Y EL MIEDO

Es triste observar que los políticos no puedan dejar a un lado sus ambiciones y se dediquen a cumplir con la función que les ha sido confiada.

Uriel Estrada recibió la titularidad de la Auditoría Superior del Estado con la firme encomienda de hacer un honesto y profesional ejercicio de fiscalización de los recursos públicos de las entidades y organismos gubernamentales y desde ahí convertirse en un auténtico agente en el combate a la corrupción, que ha sido uno de los principales propósitos de la Cuarta Transformación. En lugar de eso, se aprovechó de la autoridad.

No son uno, ni dos, ni tres, sino muchos los que lo han acusado de haber utilizado el puesto con fines personales. Entre ellos muchos presidentes municipales en funciones, con licencia y pasados, que han confesado que los ha extorsionado bajo la amenaza de sancionarlos si no le entregan moches de dinero o contratos de obra pública para las empresas constructoras que operan bajo sus prestanombres. Uno de ellos es su hermano Óscar, quien presuntamente también administra sus otros negocios en el giro de bares y cantinas.

Y si por un lado está señalado de extorsionar a los ediles; por el otro, protege a alcaldes acusados de corrupción y desvío de recursos. Como su compadre Gilberto Martínez Andrade, presidente municipal con licencia de Simojovel, quien según informes de la propia Auditoría Superior adeuda más de 300 millones de pesos a las arcas públicas.

A esto se suma su enriquecimiento inexplicable. En poco tiempo pasó de vivir en una casa de interés social a una residencia que según fuentes a esta columna tiene un valor por arriba de los siete millones de pesos, que es donde estuvo llevando a cabo las reuniones con sus operadores políticos, con los que según posicionarían a Ismael Brito rumbo a la gubernatura y a él mismo a una diputación federal.

En este breve recuento no podemos omitir que el que lo protegió todo este tiempo fue Ismael Brito, que en cierta ocasión lo regañó en su oficina en la Auditoría Superior del Estado por los escándalos que los ligaban en delitos por fraude y extorsión.

Razones tiene entonces Uriel Estrada de buscar el hueso. Después de estos años de abusar del poder, teme ser investigado por todos los atropellos, irregularidades, fraudes, el uso ilegal de funciones y enriquecimiento ilícito.

Como dice el pueblo, “el miedo no anda en burro”.

Está que corre detrás de los líderes morenistas para que lo hagan candidato a lo que sea. Ya buscó ser postulado a diputado plurinominal, luego se autopromocionó por Bochil, y como no logró ni lo uno ni lo otro, ahora quiere hacerse pasar por indígena con tal de ser candidato a diputado federal por Ocosingo. Pero no quiere servir y representar los intereses del pueblo, sino el fuero que lo aleje de ser requerido a rendirle cuentas a la justicia.

DE RODILLAS

Uriel Estrada está de rodillas. Desesperado por alcanzar un hueso que lo salve de pisar la cárcel. Por eso en lugar de estar enfocado en cumplir con su función, devengando con trabajo su jugoso sueldo y demostrando ética cuando por la naturaleza de su puesto debería ser apartidista, se la pasa haciendo grilla, politiquería y apareciéndose en los actos públicos de Eduardo Ramírez en días y horario laboral, como el de Simojovel y Huitiupán, del que incluso presumió una foto con el precandidato en sus redes sociales.

¿Y dónde están los diputados del Congreso del Estado? Si por norma ellos fungen como sus jefes, ¿por qué no lo llaman a cuentas y lo separan del cargo? Al ser omisos ante las arbitrariedades del auditor superior, se convierten en sus cómplices.

yomariocaballero@gmail.com

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1 Comentario

  • Arturo Ramos 26 de enero de 2024

    ACASO HAY VERDADEROS DIPUTADOS EN CHIAPAS?

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