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El mismo cínico y oportunista de siempre

Letras Desnudas

Mario Caballero

Cuando dijeron que ejercerían el poder de manera diferente, él estaba entre ellos. Cuando machacaron el discurso de que acabarían con la corrupción y la impunidad, también estaba ahí. Lo mismo que cuando pregonaron que, con trabajo y honestidad, lograrían la transformación de la vida pública del país. Tres años después, ¿es diferente? ¿No es corrupto y no goza de privilegios? ¿Ha logrado, desde su encargo público, poner su granito de arena en la transformación de México? Para nada.

Por supuesto, hablo de Plácido Morales Vázquez, quien tras las insignias de la Cuarta Transformación sigue actuando con el mismo cinismo y oportunismo que le caracteriza desde cuando portaba los colores del PRI.

Las Sagradas Escrituras enseñan que “las palabras se arrastran”. Él, como intelectual que dice ser, debería saberlo muy bien.

El problema de todo político es precisamente eso: la falta de valor a su palabra. Son cínicos. Mienten a sangre fría. Y ese problema termina convirtiéndose en falta de credibilidad del gobierno.

¿Cómo creer que son diferentes? Si una vez que ocuparon el puesto demuestran que también les gusta abusar del poder.

¿Cómo creer que son honestos? Si no hay uno, ni dos, ni tres, sino muchos casos en que gente del más alto nivel está implicado en escándalos de corrupción y saqueo de recursos públicos.

¿Cómo creer, asimismo, que están logrando un cambio en las formas de gobernar? Si los vemos una y otra vez usando las instituciones con fines político-electorales. Y, a veces, no sólo no son iguales a los políticos que tanto critican y censuran, sino peores.

CASO PLÁCIDO MORALES

Volvamos al caso de Plácido Morales, que ejemplifica y contradice al mismo tiempo el discurso de que no son iguales. Y propongo que lo analicemos a través de la pregunta: ¿En qué se diferencia el Plácido Morales de hace dos, tres o cuatro décadas al funcionario de la 4T que es hoy en día?

El de este político es el típico caso de las actrices de telenovela, que empiezan de sirvientas y terminan de abuelitas. Cuando se afilió al PRI, a sus 28 años de edad, no era más que un joven ambicioso, que lamió cuanta suela pudo hasta llegar a las del exgobernador Manuel Velasco Suárez, quien, al paso de los años, le fue dando pequeñas oportunidades hasta nombrarlo director de Trabajo y Previsión Social, cargo que desempeñó entre 1975 y 1977.

Actualmente, igual que hace casi cincuenta años, Plácido Morales sigue lamiendo suelas para obtener un hueso. Esas suelas son las del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien rinde honores cada vez que toma el micrófono en un acto público. Dicen las lenguas viperinas –no me crea- que este político originario de Coita ha llegado a la desfachatez de que cada vez que se persigna, lo hace con dirección a Palacio Nacional. Pues quiere ser bendecido por el dedo del mandatario para que en automático sea candidato de Morena al Gobierno de Chiapas.

Paradójicamente, siendo pregonero de la Cuarta Transformación no se da cuenta que las cosas ya no son iguales a sus tiempos de priista o perredista, y eso lo ha dicho el mismo presidente.

CORRUPTO HASTA LAS CACHAS

El PRI le dio todo: una carrera política, en la administración pública y una riqueza incalculable. Entre los cargos que desempeñó tras esas siglas está el de presidente municipal de su natal Ocozocoautla, de donde salió bajo señalamientos de corrupción, desvío de recursos públicos y enriquecimiento ilícito.

En ese entonces, la fiscalización de los recursos no es como la de ahora, por lo cual no se sabe el monto exacto del daño que le ocasionó a la Hacienda pública. No obstante, según testimonios y registros periodísticos, se conoce que sustrajo dinero a través de los contratos de obra y proveeduría, mismos que no ejecutó o que dejó inconclusos. Asimismo, que manejó dinero a discreción con el que benefició a sus hermanos, familiares, amigos y políticos del PRI.

Fue tanta su codicia, que semanas antes de concluir su periodo de gobierno ordenó que las bancas del parque fueran llevadas a su rancho. Así como lo lee, se robó las bancas del parque de Coita. Una de las cuales se ve en un video que subió a las redes sociales en meses recientes, donde presume que a sus muchos años todavía puede rajar leña con el hacha. Aunque nunca se ve que raje nada. Sólo él, que tambaleante se sienta en esa banca.

Pero no es todo. Abusando de su poder, se llevó de la Biblioteca Municipal una invaluable colección de libros en lengua zoque, que según cuentan tiene resguardada en la biblioteca de su casa.

La única diferencia entre lo que fue como alcalde de Coita y lo que es actualmente como magistrado presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje es que antes era del PRI y hoy es de MORENA. Porque de ahí en adelante, Plácido Morales sigue siendo el mismo corrupto de siempre.

Un político corrupto no es nada más aquel que sustrae dinero público de manera ilegal, sino también es aquel que pervierte sus atribuciones, que abusa de su puesto para conseguir privilegios, que tuerce la ley o la ejerce a su conveniencia, que usa las instituciones para sacar ganancias políticas y que funge como autoridad, pero sin desempeñar el cargo.

Hace poco, se descubrió que Plácido Morales no tenía registrado ningún trabajo oficial como magistrado presidente de mencionado tribunal desde el tres de septiembre de 2019, según daba constancia la página de la institución a su cargo.

Morales puede decir lo que le venga en gana, pero no ejercer su función y cobrar como sí lo hiciera, también es corrupción.

Lo peor es que, igual como hizo con la alcaldía de Coita, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Secretaría de Pesca y Acuacultura, como representante del Gobierno del Estado de México, como delegado de Sedesol y Coordinador de Gabinete del Gobierno de Chiapas, también está usando al Tribunal de Conciliación y Arbitraje con fines políticos, ya que mientras deja abandonado el cargo, hace proselitismo político en Chiapas.

Y de eso consta en su cuenta personal de Facebook, en la que exhibe como grandes logros sus apariciones públicas en todo tipo de eventos en distintos municipios de Chiapas.

En semanas recientes, en supuesta campaña para dar a conocer la reforma eléctrica del gobierno federal, se ha presentado en Tapachula, Ocosingo, Palenque, Huixtla, Motozintla, entre otros, y podrá decir que esos actos los hace los fines de semana, pero no es del todo cierto. Ha sido captado, en días laborales, en actividades ajenas a su encargo, incluso en fiestas. Por ejemplo, en la comida de la Rial Academia de la Lengua Fraylescana, en Villaflores, el lunes 17 de enero de 2022.

¿A qué hora trabaja? ¿Cómo devenga el jugoso sueldo que le pagamos los mexicanos por tutelar el Tribunal? No hay trabajo a favor de la justicia laboral, sólo mucha grilla. Es un aviador que está bajo la sospecha de usar los recursos de la institución en actividades político-electorales.

En fin, Plácido Morales sigue siendo el mismo cínico y oportunista de siempre. Prometió ser diferente, y es igualito al mismo priista que solía ser antes.

@_MarioCaballero

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