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Letras Desnudas

Mario Caballero

Este domingo, Eduardo Ramírez Aguilar recibió su constancia como candidato al Gobierno de Chiapas por la coalición Sigamos Haciendo Historia. El nombramiento, como era de esperarse, se dio con el apoyo unánime de los consejeros y consejeras de Morena.

Encuentro en esta candidatura al menos cuatro puntos a resaltar. Empiezo con la unidad del partido.

Me gusta que Eduardo Ramírez haya sido elegido con el respaldo pleno de todos los integrantes del Consejo Estatal de Morena. En primer lugar, porque la unidad hace la fuerza, como dice el dicho.

Así como se necesita que todos los bogadores remen al mismo tiempo y al mismo compás para llevar el barco a buen puerto, de la misma manera todo proyecto político ocupa del esfuerzo de todos los miembros del partido para alcanzar el éxito.

En elecciones anteriores hemos visto fracasar a muchos políticos por no contar con el apoyo de toda su militancia. Por ejemplo, en los comicios de 2006, uno de los principales factores por el que no ganó el candidato del PRI fue porque no todos los priistas remaron para el mismo lado. Hubo grupos, inclusive, que apoyaron a aspirantes de otros partidos.

Ramírez Aguilar, en cambio, goza del aval y la confianza de cada uno de los consejeros. No hubo uno solo que votara en su contra al momento de su elección.

En segundo lugar, me gusta el acuerdo que existe en torno suyo ya que esto es señal de que hay unidad a pesar de las naturales rivalidades que hubo durante el proceso de selección del coordinador de los Comités de Defensa de la 4T.

Si surgieron algunas heridas en la disputa, es claro que cicatrizaron. Y esto es un logro que puede adjudicarse al poder de convocatoria del mismo candidato, quien influyó para que militantes y simpatizantes de Morena sumaran esfuerzos en la consolidación del proyecto a la gubernatura, pero también en la construcción del llamado segundo piso de la Cuarta Transformación propuesto por la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum.

SEGUNDO PUNTO

El segundo punto a resaltar es que la candidatura de Eduardo Ramírez permite vislumbrar un proyecto de gobierno que promete sacudir la estructura del poder para ponerla al servicio de los demás, especialmente de los desposeídos.

Así lo expresó instantes antes de protestar por la postulación:

“Quiero manifestarle al pueblo de Chiapas que protesto por que las niñas no sean objeto de mercancía en las comunidades; por que las mujeres no sean vulneradas en sus derechos y en sus libertades; por que los pobres tengan mejores oportunidades y vivan en un estado de igualdad y bienestar; por que nuestras hermanas y hermanos indígenas no sean tratados con discriminación, con exclusión y con clasismo; por que nuestras hermanas y hermanos migrantes, quienes vienen de otros países y ven en nuestra frontera sur mejores oportunidades de vida, sean tratados como lo que son, como personas y seres humanos”.

No hay duda que para lograr esos excelentes propósitos será necesario zarandear toda la estructura gubernamental, limpiarla, eliminar los viejos vicios y las malas prácticas del poder, y el candidato parece estar dispuesto a hacerlo. Para ello cuenta con la experiencia y el conocimiento necesarios.

Cuando fue presidente municipal de su natal Comitán de Domínguez, revolucionó la administración municipal a pesar de los constantes obstáculos que le ponían los viejos caciques de la región, quienes se oponían a ser gobernados por un joven político que buscaba impulsar el comercio de la región, atraer la inversión privada, construir obras con impacto social y encaminar al municipio al desarrollo y la gobernabilidad.

Lo logró estableciendo un gobierno de puertas de abiertas, donde con las ideas y propuestas de los campesinos, los ganaderos, los pequeños empresarios, los artesanos, los locatarios e incluso las amas de casa, elaboró un plan de gobierno que priorizó las necesidades de la localidad y que obtuvo importantes resultados en materia de seguridad, salud, educación e infraestructura urbana.

Ahora, con mayor experiencia y más habituado a los retos, seguramente pondrá todo su empeño en alcanzar los propósitos que él mismo ha planteado para la próxima administración.

Esto nos lleva al siguiente punto.

TERCERO

Este es: su compromiso por la igualdad, la equidad, el respeto a los derechos humanos y la dignidad humana, pues a esto parece referirse su postura por que las niñas tengan una infancia segura, por empoderar a las mujeres, por respetar y vigilar que sean respetados los derechos humanos de los migrantes, por dignificar el trato y la atención a los pueblos originarios y por lograr mejores condiciones de vida para la clase más desprotegida de Chiapas, es decir, los pobres.

Los anteriores candidatos a la gubernatura pudieron haber prometido lo mismo, pero ¿qué es distinto en Eduardo Ramírez?

De entrada, sabe de lo que habla. En sus 25 años de trayectoria política ha podido conocer y palpar cada fibra de la sociedad. Reconoce que las necesidades y problemáticas son distintas en cada región del estado. Además, está enterado de los fenómenos que ahora mismo confrontan la estabilidad y la paz social, como el de la migración y la violencia.

Mejor todavía, sus planteamientos apelan a la recuperación del tejido social, garantizar el acceso a los derechos fundamentales y el restablecimiento de la legalidad. Tres elementos que ni por asomo manifestaron los anteriores candidatos al gobierno estatal.

CUARTO

Por último, su independencia de pensamiento y actuación.

Así lo dijo: “No me acompañaron los hombres del poder. No me acompañaron los intereses económicos. Quedé prácticamente en libertad. No le debo nada a nadie, más que al pueblo de Chiapas. Y eso me da autonomía, me da fuerza, y voy a cumplir a cabalidad, con honestidad”.

Las cosas como son. Muchos de los que antes llegaron al gobierno lo hicieron no por méritos personales, tampoco con el respaldo de la gente, sino gracias a la influencia de los hombres del poder político y el poder económico. Ahí la razón de que le dieran la espalda a los ciudadanos y dejaran que distintas personas y diferentes grupos empresariales se enriquecieran a costa de los recursos y necesidades de los chiapanecos.

Eduardo Ramírez asume como candidato sin ataduras de ningún género, sin tener deudas con nadie. Lo cual ha manifestado públicamente en reiteradas ocasiones. Así que a diferencia de muchos otros, no será marioneta de nadie. Al único que le deberá entregar cuentas es al pueblo de Chiapas, que es el que hizo posible su candidatura.

“Protesto frente a ustedes, ante los estatutos, consejeros y consejeras de Morena por esta alta confianza que han depositado en mí; a todo el pueblo de Chiapas, y de cara al próximo proceso que se celebrará en junio de 2024, que voy a cumplir la Constitución Política de México, la Constitución Política de Chiapas, las leyes que de ella emanen y honraré la confianza que el pueblo me ha conferido con los simpatizantes y militantes de esta gran coalición, y si así no lo hiciere que el pueblo de Chiapas me lo demande. Sí, protesto”, dijo.

Por todo ello, podríamos decir que a partir de aquí inicia formalmente una nueva era para Chiapas. Alea iacta est.

yomariocaballero@gmail.com

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