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Unidad, compromiso y valor en la pacificación de Chiapas

Letras Desnudas

Mario Caballero

El lunes ocho de abril no sólo será una fecha inolvidable en la campaña a la gubernatura de Eduardo Ramírez Aguilar, sino también fijará un precedente que podría distinguir a su próximo gobierno.

Ese día estuvo primero en Frontera Comalapa y después en Chicomuselo, dos municipios enclavados en la Sierra Mariscal que desde hace un par de años padece el asedio de bandas criminales que se disputan el control de esa zona que hace frontera con el país de Guatemala: un lugar clave que resulta apetitoso para el trasiego de drogas, personas, armas y otras mercancías ilegales.

Los discursos que pronunció en ambas localidades no pueden clasificarse de otra forma que de un poderoso mensaje de paz y esperanza. Pues con sus palabras tocó los agravios y los sueños de miles de familias que no pueden dormir tranquilas, a las que los grupos delictivos les han robado todo, desde bienes materiales hasta la invaluable seguridad.

“Estoy empeñado en que retornen las horas serenas en Chiapas. Estoy empeñado en la paz en Chiapas”, dijo ante miles de simpatizantes.

¿Qué se puede reprochar de ese fraseo? Absolutamente nada. Contiene los sentimientos de todo un pueblo cuyo principal anhelo no es volver a como era antes, sino recuperar su vida, su actividad económica, la tranquilidad y la paz social.

Independientemente de la elocuencia de esas frases que tienen como mayor virtud devolverle la confianza a la gente, hay varios elementos que no pueden pasar desapercibidos.

PRIMERO

La valentía del candidato.

Antes de Eduardo Ramírez ningún otro político de trascendencia se había atrevido a pisar las tierras de esos municipios, lo cual refleja su voluntad personal y política para afrontar el reto de devolverle la paz y la seguridad a la región.

Para ello, es necesario comprender que sólo un político con verdadera vocación de servicio es capaz de arriesgarse a lo impredecible y mostrar entereza en los momentos difíciles. No olvidemos que gobernar es hoy más que nunca el arte de hacer posible lo que se ofrece para el bien de la sociedad. Plantear un cambio real en nuestro entorno, no es un asunto digno de cobardes.

“Estoy convencido que esta frontera, una frontera muy productiva tiene que recuperar el vínculo comercial con Centroamérica, que florezca nuestra cabecera, que florezca por siempre la actividad comercial”.

Lo dicho por el candidato morenista es, sin duda, un proyecto ambicioso que expresa su voluntad como futuro gobernador de llevar el desarrollo a una de las zonas más rezagadas y con un enorme potencial económico. No por nada el sector empresarial ha reaccionado con entusiasmo frente a la propuesta. Puesto que ellos, los empresarios y comerciantes, han sufrido pérdidas por la falta de apoyos y, sobre todo, seguridad.

SEGUNDO

Su compromiso con la legalidad.

El combate a la inseguridad requiere indefectiblemente de voluntad política por parte de los gobernantes; sin embargo, también debe existir un pacto tácito por imponer el Estado de derecho, elemento sine qua non para recuperar el tejido social.

Está comprobado que la violencia y el crimen debilita la legalidad. Por un lado, permite el soborno a las autoridades para que éstas volteen a ver para otro lado, protejan negocios o actividades ilícitas o simplemente sean omisas a su responsabilidad de aplicar la ley y proteger a la ciudadanía. Lo que al final de cuentas se traduce en desconocer el proceso democrático de derecho.

Por otro, genera un clima de miedo e inseguridad que impide a los ciudadanos denunciar las actividades delictivas y llevar a cabo sus labores diarias como ir a la escuela, al trabajo, al súper y, peor todavía, los obliga a huir del lugar donde residen y dejar atrás todo por lo que lucharon a lo largo de una vida.

Gracias a la oportuna intervención del Gobierno del Estado, que junto con la colaboración de instituciones de los tres órdenes de gobierno, como el Ejército mexicano, la Marina, la Guardia Nacional, et al, se logró estabilizar la situación en esa región del estado y paliar el clima de inseguridad.

De lo contrario, las noticias que saldrían de esos municipios serían similares a lo que se vive en otros municipios de otras entidades del país, donde los secuestros, violaciones, asesinatos y masacres son la norma y no la excepción.

Empero, Ramírez Aguilar apunta el objetivo mucho más alto.

“No queremos que Comalapa dé la noticia siempre de que hay conflicto, queremos que Comalapa mande la noticia de la unidad, de la paz…”, refirió. Y pretende que esa paz social y esa unidad del pueblo sean conquistadas de la mano de la justicia, la igualdad, el respeto mutuo, la democracia, la libertad y la tolerancia. Es decir, con apego, obediencia y aplicación de la ley, y una irrenunciable protección a los derechos humanos.

Como buen juarista que es y ha sido, Ramírez Aguilar comprende que el tránsito a la pacificación tiene que pasar primero por el fortalecimiento del Estado de derecho.

TERCERO

El llamado a la unidad.

“Aspiro a que en Chiapas tengamos un estado donde no vivamos confrontados. Somos un solo pueblo y somos una sola Sierra Madre de Chiapas. No somos distintos, no somos diferentes… Tenemos que empezar por tener la fe y el valor de que sí podemos y yo voy a ser un gobernante que caminará al lado del pueblo, que voy a luchar junto con el pueblo”, dijo.

En tiempos difíciles, la unidad es una de las prendas más preciadas de toda comunidad o país. Y apreciarla y convocarla es cuestión de madurez política.

Ahí, en Frontera Comalapa y Chicomuselo, el candidato de la alianza más grande de la historia de Chiapas arribó con la propuesta de sentarse a la mesa y dialogar, con la voluntad de alimentar la unidad del pueblo en torno a la lucha contra la inseguridad o, lo que es lo mismo, abatir la impunidad.

Hace más de cinco años, en su oficina en el Congreso del Estado, Eduardo Ramírez me comentó que para él la unidad es importante por dos razones: mejorar la calidad de gobierno y lograr buenos resultados con la voluntad compartida de la gente en asuntos fundamentales de Chiapas.

Por lo anteriormente dicho, se confirma que el comiteco es un hombre de firmes convicciones.

CUARTO

Responsabilidad.

De acuerdo con una acepción de la Real Academia Española, esta palabra significa hacerse cargo de lo que se hace o dice.

En los eventos de ambos municipios, Ramírez Aguilar afirmó que “seré un gobernador que visitaré permanentemente a Comalapa y a toda la región Sierra. Soy un hombre de fe y soy un hombre de compromiso… Yo no voy a ser un gobernador que haya pisado esta tierra y nunca más vuelva a venir. Nunca más el pueblo de Chicomuselo va a estar olvidado”.

Ante el dilema que embarga a estas dos localidades, tiene claro lo que hay que hacer. Y sus palabras afirman que no se moverá un milímetro del objetivo de pacificar la región y el estado. Eso, en buen castellano, se llama responsabilidad.

yomariocaballero@gmail.com

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