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Levanten la mano los que están nerviosos

Letras Desnudas

Mario Caballero

Levanten la mano los que están nerviosos

Qué triste que en un país democrático como el nuestro, cada vez que se quiera criticar a un personaje de la política no se recurra a las ideas sino a la difamación a ultranza. Es decir, en lugar de cuestionar la conducta pública del funcionario o el gobernante mediante la exposición de hechos concretos, se apela a las invectivas, a los señalamientos infundados y, peor aún, al chisme.

Lo digo por la campaña de desprestigio que algunos políticos han emprendido en contra del diputado Yamil Melgar Bravo, quienes han utilizado las redes sociales y los distintos medios de comunicación para injuriarlo y colgarle todo tipo de acusaciones. Algunos hasta han buscado el servicio de varios periodistas, que más bien son un puñado de sicarios verbales, para difamarlo y crear sentimientos de rencor hacia él. Pero eso, más que otra cosa, habla mucho de la pequeñez moral de sus inquisidores.

Dudo mucho que esta campaña de odio contra el legislador de Morena tenga éxito. Para empezar, está basada en calumnias y, por lo mismo, ha tenido muy poca penetración entre la sociedad. La gente no es tonta, no se le puede engañar con rumores y menos aun cuando está informada. Y si algo ha logrado en verdad, es revelarnos el bajo nivel que distingue a la mayor parte de nuestra clase política y la frivolidad que existe en el debate público.

Recordemos aquel episodio que protagonizó el expresidente Vicente Fox en 2005, cuando intentó impedir la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, cuya fama crecía como la espuma.

Fox cometió la osadía hasta de ordenarle a la extinta Procuraduría General de la República que lo investigara por corrupción. No logró nada. El tabasqueño fue encontrado limpio. Libre de cualquier imputación. Fue entonces que buscó su desafuero y le enderezó una intensa cruzada para desprestigiarlo y sin más argumentos que la pura maledicencia dijo que era “un peligro para México”.

Fue una torpeza terrible. Al contrario de lo que se buscaba conseguir, la popularidad de AMLO siguió creciendo y de no haber sido por el fraude electoral que el mismo Fox perpetró, hubiera sido presidente de la República en 2006.

¿POR QUÉ CONTRA YAMIL?

Pero ¿quién gana y quién pierde en los linchamientos mediáticos?

Sin duda, el gran perdedor siempre será la sociedad, que queda en medio de las ráfagas de insultos y difamaciones entre políticos y partidos.

Aunque, por otro lado, Octavio Paz decía que la ofensa es la otra cara del halago. Cada vez que lo criticaban por su relación con el poder, que lo calificaban de gobiernista o hasta trataban de demeritar su trabajo literario con el absurdo argumento de que vivía y trabajaba para el PRI, para dictadura perfecta según palabras del escritor Mario Vargas Llosa, el nombre de Paz aparecía más veces en la prensa y cobraba nueva luz, a la vez que su obra tomaba vigor. En lugar de que sus detractores acabaran con él, lo encumbraban. Y, en 1990, obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Esto prueba de que no siempre los linchamientos mediáticos acaban con la carrera de los políticos, artistas, deportistas, etcétera. Lo vimos con AMLO, que de tantos ataques hacia su persona no sólo se volvió el rival a vencer en 2006 y 2012, sino en el imposible rival a vencer en 2018.

Por tanto, ¿ha perdido credibilidad el trabajo del diputado Yamil Melgar? ¿Su prestigio como servidor público ha sido mellado por la crítica? Para nada. Por otro lado, ¿cuáles son las ganancias de los que lo han estado atacando, incluso desde el anonimato de las redes sociales? Ningunas.

Si el objetivo era denigrarlo, hoy son muchísimos más los chiapanecos los que saben que Melgar Bravo fue elegido presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado por lo que él representa para su partido y por lo meritorio de su carrera política.

Además, que desde esa importante posición ha logrado sacar grandes acuerdos y reformas de ley con las distintas fracciones parlamentarias, con las que se pretende abrir el paso a mejores condiciones de vida para los chiapanecos. Como fue eliminar el impuesto del 5% por arrendamiento y la aprobación de un Presupuesto de Egresos para el 2022 más austero y justo, que destina mayores recursos a los rubros de más prioridad: la salud, la educación y el bienestar social.

No puede haber descrédito cuando ha sido el trabajo el que ha hablado por el diputado. No es un asunto cualquiera, por ejemplo, que a pesar del respeto que Yamil le profesa a la gestión del gobernador Rutilio Escandón Cadenas y de tener una buena relación con él, ha logrado sustentar la autonomía del Congreso que es muy necesaria para los equilibrios y la distribución del poder.

Dicho de otro modo, Melgar es un entendido de que el parlamento chiapaneco tiene que avanzar con agenda propia, con objetivos trazados por los mismos legisladores, no con imposiciones y menos mostrando genuflexión al Ejecutivo. Porque sólo con ello se logrará que el mecanismo constitucional de frenos y contrapesos entre los poderes pueda funcionar efectiva y eficazmente, como debe ser en toda sociedad democrática.

Así, pues, por el arrebato de sus calumniadores ahora son más los ciudadanos los que saben que Aarón Yamil Melgar Bravo es un abogado egresado de la Universidad Iberoamericana y que cuenta con una maestría en Administración Pública por la Universidad Anáhuac. Asimismo, que tiene una importante experiencia en material laboral y económica, que pertenece a una familia de políticos destacados, siendo hijo de don Antonio Melgar Aranda, quien dejó un legado de buen servicio público entre el pueblo chiapaneco, especialmente en el tapachulteco.

DEJAD QUE LO PERROS LADREN

En todo esto hay que ver que estamos frente a un rasgo típico de muchos políticos que, sintiéndose amenazados, sacan su peor faceta y lo único que les queda ante la falta de ideas es desprestigiar con mentiras.

Ahí es cuando cobra vigencia aquel pasaje de cuando Sancho le pregunta a Don Quijote por qué es que ladraban los perros. Y la respuesta fue: “Sancho amigo, es señal de que vamos pasando”.

Aunque este pasaje no pertenezca al libro El Quijote de la Mancha, sino es un invento del gran Orson Wells, es una referencia obligada para afirmar que cuando a alguien le ladran (critican o infaman) al cabalgar por la vida es porque pone a muchos nerviosos al estar haciendo las cosas bien, diferentes e importantes. El linchamiento mediático contra Yamil Melgar no hubiera sido necesario si lo que hace no fuera significativo.

A la sazón, a Yamil lo pueden criticar, pero no censurar. Sus adversarios podrán colgarle las descalificaciones que quieran con tal de descarrilarlo, pero no podrán borrar los logros obtenidos a lo largo de su trayectoria política. Mil mentiras no hacen una verdad, ni una verdad se desvanece con mil mentiras.

En fin, hay muchos nerviosos detrás de esta campaña de desprestigio. Pero esos no se dan cuenta que a veces hasta lo más simple se enriquece con la polémica. Difamar el trabajo del diputado Melgar, quien se ve concentrado en sacar buenos frutos de su encomienda legislativa, ha sido una forma de mejorarlo.

yomariocaballero@gmail.com

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