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Desde mi Trinchera

Diego Victorio

 

¿Premio o señuelo?

Si el nombramiento de Carlos Molina Velasco en el Comité Nacional de Morena es con la intención de impulsar y consolidar su carrera política, que está en ciernes, entonces no cambiaría el statu quo aldeano.

Es meramente un avance en su meta personal.

Ser Secretario de Producción y el Trabajo, en un partido donde las grandes decisiones las toma un selecto grupo de tres o cuatro individuos, no te sirve más que para valor curricular.

Y, por supuesto, para enriquecer experiencia, hacerse de amistades, abrir puertas que en un futuro podrían allanarle su tránsito en política.

Molina, desde muy joven está cambiando de latitudes y, por eso, no habría que perder de vista su progreso.

Incluso puede presumirle a Roberto Albores Gleason y Williams Ochoa Gallegos que, en el expartidazo el PRI, recibieron cargos en el Comité Nacional, solo que con más años de edad que Molina.

Espacio que los proyectó a la esfera pública nacional y, por ende, les redituó para la obtención de importantes cargos de representación popular.

Por eso insisto, si el nombramiento de Carlos Molina no contiene mensajes de fondo, entonces no está mal que la clase política aldeana deba regodearse por el raudo crecimiento del novel político.

Sin embargo, el caso Molina tomaría otro cariz si la discreta posición que recibió en el Comité Nacional es una especie de premio de consolación.

O lo peor, un señuelo para enfriar los temas internos que se discuten en el partido en el poder respecto de la ruta que deba tomar Morena en Chiapas.

Sí, que, en vez, de ser ungido dirigente estatal de Morena lo hayan “premiado” con un cargo decorativo en el Nacional.

O que detrás de su repentino bautismo se esté cociendo una reestructuración a fondo en el guinda aldeano, sin estar él contemplado.

Ese movimiento en el tablero de ajedrez chiapaneco arroja lecturas políticas a raudales:

La que más ha trascendido es que el “Triunvirato” se rehusa dejar el control de las prerrogativas vino tinto.

Que hallaron un resquicio para poder negociar la cabeza del aún dirigente estatal Ciro Sales Ruiz, que, prácticamente estaba en el piso.

Aquí impera la lógica.

No obstante, en ocasiones la aguja se mueve a contra pelo.

En paralelo, gravitan cientos de especulaciones respecto a Chiapas.

Inclusive ya se deslizan trascendidos que retratan nombres externos que se harían cargo de la transición de Morena en Chiapas.

De perfiles con vínculos cercanos a Mario Delgado Carrillo.

Se oye decir intramuros que Delgado pretende oxigenar los comités estatales de todo lo que huela al radicalismo, pensando en el juego de tronos de 2024. Al Tiempo.

 

Comentarios Atrincherados

*** Revela una fuente que el tal Martín Darío, presunto representante de Morena ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, usa el nombre de la Secretaria General de Gobierno Cecilia Flores, supuestamente para presionar a magistrados del Tribunal Electoral local para que cambien su punto de vista respecto de sentencias en contra de candidatos perdedores morenos.

Quiere incidir, según mi informante, en las decisiones de magistrados, coartar su libertad, al más puro estilo gansteril.

Dario Cázarez Vázquez, ha perdido todos sus juicios y, ahora, ha emprendido, como última salida y acto desesperado, la estrategia del hostigamiento a funcionarios del TEECH, asegura la fuente.

Darío, prácticamente cohabita en los despachos y pasillos del tribunal y se autodenomina el heraldo de palacio, con la firme intención de espantar a quienes imparten justicia.

 

***Destacada la función legislativa del joven diputado Jonathan Molina.

Desde la Junta de Coordinación Política ha tejido fino y construido a través del diálogo con todas las fuerzas políticas. Bien. HASTA PRONTO.

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