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Excélsior

Los pleonasmos, las redundancias, los sinsentidos y las anfibologías que decimos y escribimos en español revela que cada vez descuidamos más el idioma y que no nos interesa utilizarlo bien”, afirma tajante el escritor Juan Domingo Argüelles (1958), especialista en el tema.

La lengua debería ser lo más preciado de nuestro patrimonio cultural, tangible e intangible, porque nos da identidad; por eso deberíamos valorarla más y cuidarla, pero lamentablemente no es así”, comenta en entrevista con Excélsior.

El poeta y ensayista explica que los errores mencionados tienen, en la mayoría de los casos, dos orígenes: el descuido o la ignorancia del significado de los vocablos. “El ciudadano normal usa entre 500 y 2 mil palabras, de un total de diez mil del repertorio. Incluso, hay quienes pueden comunicarse durante toda su vida con entre 300 y 600 palabras. Urge enriquecer nuestro vocabulario”.

Por esta razón, el también crítico literario y editor clasificó cientos de estas “malas frases” e integró 230 entradas en el libro ¡No valga la redundancia!, que acaba de publicar Océano, con el que invita a los hispanoparlantes a conocerlas para no repetirlas.

Con el título quise responder a la frase tan difundida ‘valga la redundancia’, con la que muchos intentan justificar sus cientos de yerros. Hay muchas redundancias que las personas usan sin darse cuenta de que lo son. El título tiene un propósito didáctico y educativo.

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