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Morena se blinda; Monreal no entra en sus planes

El domingo se realizó el tercer Congreso Nacional Ordinario, donde los delegados en el país del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se encerraron para “sesionar” sus nuevos principios básicos, en la que la nota se centró en que la presidencia y la secretaria general no fueron removidos para no encender la hoguera a menos de dos años de celebrarse las elecciones que “reemplazará” en el poder a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.

Pusimos entre comillas la palabra remplazo por la sencilla razón de que mientras viva, y esto ya lo dijimos con anterioridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador será el que dicte las directrices en el país, aun estando en el banquillo.

El encuentro en realidad fue una simulación de la democracia o, mejor dicho, una copia fiel a las asambleas que acostumbraba el casi desaparecido Partido Revolucionario Institucional. Decimos esto porque Alfonso Durazo y las 12 carteras del Comité Ejecutivo nacional que fueron elegidos, ya estaban palomeados desde Palacio Nacional. Cierto, en ello no hay nada extraordinario, pues así era la dictadura que acostumbraba el PRI en sus mejores tiempos.

Acá lo que se torna trascendente es el que Mario Delgado haya reconocido, por fin, que, sin Andrés Manuel, Morena no es nada y, por tanto, tienen que trabajar y mostrar unidad pasada la elección de 2024, donde empezará cada quien, por su lado, intentando ganar terreno para seguir posesionados en futuros comicios.

“No podemos confiarnos; el desafío es muy grande, porque después de 2024 nuestro gran líder ya no estará en la conducción directa ni de nuestro movimiento ni del gobierno; por lo tanto, la trascendencia de su gran obra en favor de México dependerá entonces de nosotros”, había dicho Mario Delgado.

Este punto medular de la supervivencia de Morena todo mundo lo sabe. Las tribus, sin su líder moral, se empezarán a dar con todo. Hoy AMLO lidera al partido y a sus hombres y mujeres. Hoy el Presidente, que debería de gobernar para todos y olvidarse de las huestes políticas, maneja a la perfección todos los movimientos de la sucesión presidencial, es el que “tira de los hilos” de su muñeca, al partido Morena.

Estamos de acuerdo que Morena es el movimiento más importante del país, el que ha revolucionado el crecimiento de un instituto político prácticamente imberbe en el nombre más no en lo que acarrea desde sus extrañas. AMLO ha trabajado casi tres décadas para llegar a la cúspide y no querrá dejar el poder en manos de personajes que no han hecho nada productivo para ser sus hombres o mujeres de total confianza.

La encerrona del fin de semana busca cicatrizar heridas, intenta consolidar el proyecto hacia el 2024. En las narrativas posteriores al encuentro, se hace hincapié que Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, fue la más aclamada y, en segundo término, Adán Augusto Gómez Hernández, secretario de Gobernación. De ello no se sabe con efectividad si así fue.

Además, la ausencia de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y del senador Ricardo Monreal Ávila, no puede complementar un exitoso consejo. Aún faltan muchas cosas por definirse, pues de los dos presidenciables presentes, el de más experiencia es el ex gobernador de Tabasco, y quien adelante vísperas de que la jefa de Gobierno es la buena debe pensarlo muy bien.

A pesar de que su aprobación fue cuestionada, en el fondo esta asamblea estaba planchada la ratificación de Delgado y Citlalli Hernández, pues a los morenistas les quedó claro que realizar una renovación de su dirigencia nacional sería más contraproducente.

Si esto lo reconoce el propio Mario Delgado, cuando dijo que hacerlo en este momento “metería un ruido innecesario” es indudable que tiene presente que su presencia no es del agrado de casi la mitad de la militancia del guinda que hay en el país.

El presidente lo sabe, pero él avaló la decisión de postergarlo, tomando en cuenta que ellos serán los sacrificados a las inconformidades que se generen ante la Comisión Nacional de Elecciones, el órgano interno del partido que es responsable del proceso de selección de candidatos.

Además, el que tengan el control, da por hecho que la candidatura de Ricardo Monreal Ávila tendrá que cocerse en otro escenario que no es Morena, pues ahí habrá cabida sólo para Claudia, Marcelo o Adán.  Simplemente, Ricardo Monreal no entra en los planes de AMLO y Mario Delgado será el encargado de enfrentarlo.

En suma, Morena se está blindando rumbo al 2024, pero en el camino está dejando cabos sueltos como la desaprobación en la forma en que se dirige al partido, por lo que esto podría ser un susto si no se recompone la forma de trabajar para escoger a los candidatos del 2024. Se ha dicho, la madre de todas las batallas estará al interior de Morena, no con los adversarios políticos.

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