No para la corrupción en Suchiapa
En su segundo periodo de gobierno, Alexis Nucamendi, alcalde de Suchiapa, ha encontrado la forma de generar recursos, pero para su beneficio propio, sin importarle un comino que para ello tenga que endeudar al Ayuntamiento. Los privilegios y la buena vida cuestan y cuando hay la oportunidad, dice a los cuatro vientos, no hay porqué desperdiciarla.
El presidente municipal ha instruido a todo su equipo que acuerpen y trabajen todo a favor de Jorge Lara, su director de Obra Pública, su carta fuerte para sucederlo en 2024. Para ello, el funcionario-constructor asiste a eventos en representación del edil hasta para entregar “un balón como premio y salir en la foto”.
Es tan grande el cochinero que se tienen al interior del Ayuntamiento en el manejo de las finanzas públicas que la ciudadanía ya empezó a denunciar los hechos a través de las redes sociales. Acusa que no hay sesiones de Cabildo porque el alcalde tiene bien “maiceados” a regidores ‘opositores’, además de que dan hasta nombres de la parentela que ocupa cargos públicos.
Por su parte, la Auditoría Superior del Estado, fiel a su función de tapadera a las transas de los ediles, desde hace dos años no dado cuenta de las observaciones que le hizo al alcalde en la Cuenta Pública 2020, donde hubo un desfalco a la hacienda pública por más de 8 millones de pesos.
Fueron 13 observaciones de tipo económico por $9,277,199.20 (nueve millones doscientos setenta y siete mil ciento noventa y nueve pesos), y sólo presentó justificaciones y aclaraciones soportadas por $1,264,022.35 (un millón doscientos sesenta y cuatro mil veintidós pesos). ¿Qué pasó con el resto del recurso auditado? ¿estará parte de ese dinero en alguna cuenta del auditor José Uriel Estrada Martínez?
Por eso la ciudadanía recalca que no ha cambiado nada en la Auditoría Superior del Estado, pues el alcalde Alexis Nucamendi camina como “Pedro por su casa”, sin que nadie le moleste y con los bríos hasta arriba para seguir “sangrando” al pueblo de Suchiapa.
Decíamos que el nepotismo es otro de los fenómenos que se práctica en dicha administración. La prima hermana Vitalia Ruiz Nucamendi se desempeña como presidenta del Sistema DIF municipal. El tema no para ahí, ya que parte de los recursos son desviados a la promoción de Jorge Lara a través de su fundación “Huellitas de Colores”, la cual fue creada con el fin de disfrazar la institucionalidad y el altruismo.
Lo mismo sucede en la dirección de Salud, donde Lara tiene vara alta para influir y sugerir qué programas le sirven para placearse y difundir su imagen, cuando su función en específico es la obra pública, de la que, por cierto, ya se ha dado cuenta de las irregularidades, pero no ha habido institución alguna que “tome el toro por los cuernos”.
El favoritismo y la predilección es también con otro de sus allegados, Mario Castro, quien de la noche a la mañana se compra un automóvil con un valor de más de un millón de pesos y se da tiempo para supervisar su nueva residencia que se construye en el barrio Santa Cecilia.
Otro caso que llama la atención es el tráfico de influencias. De la noche a la mañana, el contralor Amberlay Guillén coloca a su esposa como la encarga de cobrar todas las multas -que no son pocas- de las personas que cometen infracciones o las que la Policía Municipal detiene sin motivo alguno, para engrosar la nómina de ingresos de la cárcel.
En la grotesca administración de los abusos, adeudan a la Comisión Federal de Electricidad y a la gasolinera Los Gemelos, una suma superior a los tres millones de pesos. El tesorero municipal, Mario Castro y el contralor Amberlay Guillén, se gastaron la paga, pero como le conocen las tropelías de Alexis Nucamendi, éste se queda callado y los solapa.
El desequilibrio administrativo le ha pegado a la nómina de la base trabajadora, pues los pagos se efectúan con retrasos, y lo más bochornoso es quien llegue a laborar al Ayuntamiento, sabe que las órdenes no se discuten y tienen que hacer lo que manda el rey, como le gusta que le digan al munícipe.
Por si esto no fuera suficiente, se tienen que cuadrar con Jorge Lara, el constructor, el “hombre de todas las confianzas” del alcalde.
Mientras el edil y sus compinches continúan llenando el cochinito, la inseguridad, los asaltos, proliferación de cantinas de mala muerte y calles intransitables, siguen siendo la peor calamidad que sufre la ciudadanía de este histórico y cultural municipio de Suchiapa, casi vecino de la capital Tuxtla Gutiérrez.
