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Córdova causa insomnio a Moren

En el partido Morena ven la tempestad y no se hincan. Acaba de registrarse una marea morada, protagonizada por las mujeres y sus dirigentes, diputados, senadores y cualquiera que “lleve con orgullo sobre su pecho” los colores del “Guinda” se empeñan en minimizar el mensaje arrollador de que las cosas no están nada bien en este país.

Ahora se les ocurrió la brillante e inducida idea de meter las manos en la Universidad Autónoma de México (UNAM), proponiendo una iniciativa que están afinando para quitar facultad a la Junta de Gobierno para que elija rector. La verdad que no se miden en sus alucinaciones, pues la primera interrogante es ¿para qué las modificaciones?

La iniciativa la está maquillando el diputado Armando Contreras Castillo y consiste en que al rector lo elija la comunidad universitaria. Plantea derogar el apartado I del artículo 6, que actualmente faculta a la Junta de Gobierno para nombrar al rector, conocer de la renuncia de éste y removerlo por causa grave.

Si en verdad fuera la comunidad universitaria la que lo eligiera, sería fabuloso, pero a cuenta de quién van a correr las propuestas, ¿de Morena? De veras estará seguro que la elección directa y sufragio universal, libre, secreto, personal e intransferible es la clave del éxito para la UNAM.

Si el procedimiento no tuviera la injerencia del partido en el poder, la propuesta le vendría muy bien a la vida democrática de la universidad. Además, emulando la lucha feminista, estaría de perlas el que sea una mujer la que pueda ser la rectora para el periodo 2023 al 2027. De eso nadie estaría en contra para darle paso a la paridad de género.

El tema de la UNAM, donde para variar, el presidente de México, ha estado en constante enfrentamiento por ser un ente autónomo que hace y deshace a su conveniencia, el último jalón fue el caso de la ministra Yasmín Esquivel, quien fue exhibida por plagiar textos para su tesis y su doctorado.

Este conflicto con raíces ancestrales por la ideología diferente que se profesa desde las alturas, tiene, por ahora, un momento de calma, mientras corren los tiempos por los amparos interpuestos, pero que al final tienen que definir qué camino tomará como desenlace definitivo y por lo que se ve, no las tiene nada consigo la ministra, que para el bien de su salud mental, debería ya estar descansando, viajando por el mundo, para intentar olvidarse de esta pesadilla de la que no termina de despertar.

Regresando al tema de la iniciativa, hace tres años, en el año 2020, bajo el nombre de “elección popular”, el ahora exdiputado de Morena, Miguel Ángel Jáuregui, planteó la misma propuesta. En aquella ocasión fue criticada severamente, por la que tuvo que engavetarse.

La iniciativa consistía en “cambiar el método de designación del rector y los directores de facultades, institutos y centros de investigación; así como las atribuciones de la Junta de Gobierno de la institución y los mecanismos para que esta designe a las autoridades universitarias”.

De acuerdo en que la Ley Orgánica ha sido rebasada pues data del año 1945 y por lo tanto no ha tenido cambios significativos, pero por qué no el legislador morenista se abre al debate entre las autoridades universitarias y la comunidad estudiantil.

Lo más sano para una casa de estudios que es referente en todo México y Latinoamérica es que se discuta su ley orgánica, los mandatos que establecen para la elección del rector o rectora. Los alumnos y egresados tienen el derecho de participar. Una medida que sería la más lógica para fortalecer la autonomía que en estos tiempos de vendaval requiere la UNAM.

Viniendo del partido en el poder y a las constantes iniciativas sesgadas que se han ventilado, esta no tiene porqué no ser debatida, estudiada y cambiarse lo que tenga que modificarse, pero en consenso, no con mensajes sublevados, que ya la comunidad estudiantil está comentando trae línea por debajo de la manga y es la de impedir la llegada de un acérrimo personaje que el gobierno lo considera muy peligroso.

Nos referimos al actual presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, quien en abril dejará el puesto y por lo que se ve, aunque no lo ha dicho, podría buscar convertirse en rector de la UNAM.

Córdova es catedrático de esta casa de estudios, y con el rol que trae sobre sus espaldas, es el principal adversario de la Cuarta Transformación y demasiado peligroso por la afinidad que la ciudadanía ha tenido para dirigir los trabajos del INE y defender la autonomía de este órgano de los embates del Estado, le da ese derecho no escrito.

Cierto es que el gancho perfecto de Morena para impedir que la llegada del funcionario electoral sería darle paso obligado a que una mujer tome las riendas de la UNAM. Habrá que esperar cómo se mueven las aguas en la comunidad universitaria, lo que es cierto es que Lorenzo Córdova sigue siendo motivo de insomnio para la Cuarta Transformación.

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