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Un insulto, salario del alcalde de Cacahoatán

No sólo en el PAN, PRI o en el transparente Morena se cuecen habas, también el Partido del Trabajo -el que casi desaparecía del tablero político, pero por una jugada maestra de aliarse en las últimas elecciones estatales y federales resurgió de la nada-, es ahora motivo de señalamientos por actos irregulares por uno de sus alcaldes que hoy gozan de “cabal salud”.

Rafael Inchong fue exhibido por esta casa editorial como el alcalde que, en sólo tres meses, en el año 2021, se adjudicó un sueldo superior a los seis millones de pesos, es decir, se echó a la bolsa nada menos que dos millones de pesos por trabajar los 30 días de cada mes.

No lo dice cualquier ciudadano, lo afirma La Plataforma Nacional de Transparencia, institución que reporta que, en los tres primeros meses de su gobierno, es decir, del 1 de octubre al 31 de diciembre de 2021, el edil obtuvo un ingreso de 6 millones 844 mil 550 pesos, casi siete millones de pesos.

Pero lo más inconcebible es que en el 2022, del 1 al 31 de marzo, en un solo mes, debido a sus “excelentes resultados como presidente municipal de Cacahoatán, cobró el mismo sueldo, de seis millones de pesos. Qué dirá el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que se queja a diario que nadie debe ganar más que él, cuyo salario neto, sin considerar prestaciones, viáticos y demás relacionadas con su función, fluctúan en 143 mil pesos mensuales. 

Bueno, los cuestionados más de 400 mil pesos que los consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral perciben cada mes se convierten en una bicoca comparado con la percepción económica del presidente municipal que apenas cuenta con poco más de 50 mil habitantes y se ubica en la zona Soconusco del estado chiapaneco.

Es de locos la cifra escandalosa del alcalde Rafael Inchong, comparada con la del mandatario nacional. Nada menos que representa más de 41 veces sumar los 143 mil pesos del presidente. 

Qué dirá la cúpula de dirigentes que tienen encapsulado al PT en Chiapas, nos referimos a Abundio Peregrino García, Amadeo Espinosa Ramos o la misma presidenta de la Mesa Directiva de la LXVIII Legislatura local, Sonia Catalina Álvarez, sobre la desfachatez con la que se conduce el alcalde. Conociendo su peregrinar nada ético, harán como si la virgen les hablara.

Algo está pasando en aquel municipio como para que se le permita al alcalde cometer esta serie de atrocidades. Dónde está el Congreso del Estado, dónde se encuentran sus diputados para que llamen a cuentas al presidente municipal.

Sabidos estamos que en este caso no entra en funciones el delicado auditor superior del estado, Uriel Estrada Martínez, pues el tema no es de su competencia y aunque fuera, por esa dependencia no pasa nada, es decir, según sus propias palabras, todos los alcaldes cumplen al pie de la letra con sus obligaciones fiscales.

Creíamos que los tiempos para pensar que tener una cartera como el codiciado puesto de alcalde para salir rico había terminado, pero no, ha sido una falacia, una verdadera mentira. Lo que se ha exhibido es la falta de respeto a la ciudadanía que compone esta demarcación, es un recordatorio a nuestra madre, para decirlo de forma decente.

Qué político se dice ser íntegro en su personalidad, en sus valores, en el respeto que se le debe brindar, en su trabajo responsable, si lo primero que hace es llenarse las bolsas de dinero. La ambición que demuestra Rafael Inchong no tiene signo de comparación.

El abuso de confianza está a la vista, demostrado, nadie está inventando nada. La percepción económica es una salvaje ofensa a su pueblo, si es que se considera de este municipio.

En lugar de enfocarse a resolver los problemas en ascenso que padece la demarcación, el funcionario municipal es noticia nacional por esta práctica del agandalle. Es una lástima que la inseguridad que aqueja al pueblo de Cacahoatán no se combata con políticas y estrategias que estén coordinadas con la mesa de seguridad regional. Esto al edil simplemente le vale un comino.

Qué caso tiene, suponemos, debe decir, si él siempre está acuerpado con un equipo que le cuida las espaldas y con lujosos carros contrario a lo que establece el librito de las mañaneras, de que hay que priorizar la austeridad.

No quisiéramos hacer eco de lo que rumora en el pueblo, en el sentido de que algo más allá de una función municipal tiene como encomienda el alcalde, pues al parecer su injerencia en asuntos de delincuencia organizada está más que señalada por sus gobernados.

Mientras sean peras o manzanas, lo que la autoridad está obligada a hacer es transparentar la adjudicación de su salario, pues creemos que el Cabildo, el supuesto contrapeso de un Ayuntamiento, debe estar en la misma sintonía, es decir, compartiendo la corrupción.

Ojalá que al “Tigre”, como se le conoce al alcalde, tenga bien afiladas sus garras, para defender de las acusaciones que le formulen. En el Congreso, mínimo, el PRI debe exigir una investigación minuciosa al manejo de los recursos que hace el presidente Rafael.

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