No hay agua en Tuxtla por trabajos de Chicoasén II
¿Qué hará la autoridad municipal para garantizar el suministro del agua potable, si el nivel del Río Grijalva estará bajo durante más de una semana? Como en algunas otras ocasiones, simplemente no habrá respuesta y la ciudadanía tendrá que resolver el problema de la escasez por su propia cuenta, pues ni pensar que ya se haya girado la orden de regalar el vital líquido con pipas.
O en el otro de los escenarios, el Sistema Municipal de Agua y Alcantarillado ajustará su sistema financiero para que esos siete a 10 días, sean descontados a la hora de ir a pagar el recibo. Para ser sinceros no se cree que ello suceda, pues sería una actitud de ilusos cuando no hay ningún antecedente de que se haya condonado la cuenta de los usuarios cuando se ha descompuesto alguna tubería que suministra el agua.
El problema no es que se construya una nueva presa hidroeléctrica en la zona de Chicoasén, el problema es que ni la Comisión Federal de Electricidad ni las autoridades municipales de Tuxtla Gutiérrez o Chiapa de Corzo, notificaron que el nivel de agua del Río Grijalva bajaría porque se construye una cortina de concreto de 30 metros de altura, que “dará pie a un embalse que inundará al río en su nivel de aguas máximo ordinario por un promedio de 188 hectáreas”.
Al controlar el nivel, en consecuencia, se afecta la distribución del líquido que se hace desde la Ciudad del Agua, en Chiapa de Corzo, cuyas bombas no alcanzan a succionar el agua y, por ende, no hay distribución.
Además, a esta situación que afecta a los lancheros al no poder realizar sus recorridos hasta la presa de Chicoasén, un centenar de familias que dependen del sistema económico que generan los viajes de turistas durante todo el Cañón del Sumidero, se las verán “negras” para poder solventar sus necesidades básicas.
Es acá donde la coordinación y planeación para resolver las vicisitudes hace que comprobemos que no forman parte de este sector, pues en primera, no les costaba nada informar a la población que al desfogar o desviar el recorrido de la presa Angostura, el suministro de agua para la capital chiapaneca y para Chiapa de Corzo, simplemente no podrá concretarse.
Si se informa no se especula, por más crítica que sea la situación, pero a las autoridades no les ocupa ni preocupa lo que la población sufra. Ahora los piperos, a partir de este fin de semana, no se dieron abasto para llevar a vender el vital líquido a las familias de estas dos ciudades.
La Comisión Federal de Electricidad tampoco se molestó en dar a conocer que por motivos de la obra “Chicoasén II” el agua dejaría de correr por los ríos Santo Domingo y el Grijalva, pasando por la presa Chicoasén hasta desembocar varios kilómetros donde se edifica la segunda hidroeléctrica que lleva el mismo nombre.
En realidad, no pasaba nada si la CFE, el Ayuntamiento de Tuxtla o Conagua, omitían un comunicado conjunto para reportar los trabajos y la consecuente disminución de los niveles del río
La alerta hubiese prevenido a los lancheros, a los comerciantes de Cahuaré, del malecón de Chiapa, y principalmente, a los usuarios que consumen el agua potable. Sabrían, de hecho, a qué atenerse, no que ahora, hasta este inicio de semana, según está programado, volverán a desfogar la presa Angostura para que se normalice la navegación a lo largo del río Grijalva.
No es casual entonces que el director de la Comisión Nacional del Agua en Tabasco, Luis Antonio Cabrera, haya dado a conocer que la presa Peñitas mantendrá el desfogue permanente de 300 metros cúbicos por segundo para que los ríos que llegan a dicha entidad no disminuyan los niveles. El estiaje a estas alturas no afecta la zona hídrica que se ubica en los límites de Chiapas y Tabasco, sólo que el funcionario federal tenía que justificar por qué no corre agua desde la zona de Chicoasén.
Por lo pronto, poca gente conoce que no hay agua, pero tampoco sabe que la situación será critica. Sólo confiamos en que no se prolongue la escasez, porque si no entonces los usuarios reclamarán el por qué no se les avisó.
