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El drama de las reelecciones en la UNACH 

  • El madruguete de la convocatoria  
  • Un claro ejemplo de discriminación académica 
  • El rector al basurero de la historia 

Agustín López Cuevas 

(Tercera de tres partes)  

Este 8 de septiembre, la otrora “honorable” Junta de Gobierno de la Universidad Autónoma de Chiapas, en burdo contubernio con el rector Faustino Natarén, “mañosamente” publicó la convocatoria con el que inicia el proceso de designación del nuevo rector o rectora de la máxima casa de estudios de los chiapanecos para el período 2022-2026, con lo cual adelantó los tiempos que prevé la normatividad universitaria pero con el deliberado propósito de beneficiar a quien ahora se encuentra en funciones en la colina unachense. Con esta acción desleal, la “honorable” Junta de Gobierno incurre en inobservancia de lo que mandata el nuevo Estatuto Integral de la UNACH, ya que es evidente que tal acción injustificada constituye un claro “madruguete” político en perjuicio de las y los demás aspirantes a ocupar el cargo de rector o rectora que causa desencanto y desconfianza en las y los universitarios que desean participar en este proceso universitario. Este hecho deshonesto demuestra, una vez más, la ilegalidad con la que se desempeña la actual administración rectoral y sus órganos de autoridad, para excluir a quienes aspiran al mismo puesto. 

Es un secreto a voces que, vía telefónica a través de mensajes de WhatsApp, los administradores y los delegados sindicales de las unidades académicas estuvieron informando a los trabajadores universitarios que, por instrucciones de la rectoría y debido al festejo de las fiestas patrias, se declararon inhábiles los días de la semana comprendida del lunes 12 al viernes 16 de septiembre. Como mera muestra, transcribo de los tantos mensajes enviados: “…buenas tardes compañer@s, el día de hoy me comunico para informarles que se nos otorgó la semana patria del lunes 12 al viernes 16 de septiembre…”. Esta decisión del rector Faustino Natarén tiene el propósito de alejar a la comunidad universitaria durante nueve días de los espacios universitarios, con la finalidad de evitar posibles manifestaciones de repudio en su contra por la política represiva oficial que ha emprendido en contra de los trabajadores; expresiones de rechazo e inconformidad que arrecian, cada día arrecian, en los espacios físicos universitarios, en los distintos medios de comunicación y en las redes sociales. 

¿Por qué afirmo que la junta de gobierno incumple con la normatividad universitaria y que, con esa acción desleal, se adelantan a los tiempos de la sucesión, siendo un madruguete del rector que perjudica a los demás aspirantes? Veamos: 

Dice el artículo 552 del Estatuto Integral de la UNACH que: “La Junta de Gobierno para dar cumplimiento a lo que establece la fracción I del artículo 31 de la Ley Orgánica, en lo referente a que en el proceso de selección de la persona titular de Rectoría debe tomarse en consideración la opinión de la Comunidad Universitaria, la Junta dará a conocer previamente a la Comunidad Universitaria dentro de un plazo de 30 días a la designación los requisitos y el procedimiento que para el efecto se establezca.” 

A mayor abundamiento, basta citar el Artículo 569 del mismo Estatuto Integral que prevé: “Para la designación de la persona titular de Rectoría, la Junta de Gobierno emitirá la convocatoria correspondiente cuando menos treinta días antes de que concluya la gestión en turno, con la cual da inicio el proceso de designación…” 

Por consiguiente, al emitirse la convocatoria con tres meses de anticipación a la conclusión del periodo rectoral del rector actual (concluye el 03 de diciembre de 2022), se incumple con lo que mandatan los artículos antes citados y, de esa forma, se adelantan los tiempos designación de rector o rectora en la UNACH, ya que, de darse una hipotética “reelección”, Natarén Nandayapa estaría ocupando un doble puesto: rector en funciones y rector designado. Éste es, sin duda, un absurdo jurídico que se dio cuando el anterior gobernador ocupó simultáneamente el cargo de titular del Ejecutivo del Estado y, a su vez, Senador de la República, hecho ignominioso que en mucho demeritó la imagen de la 4T en sus inicios y que ahora el rector Natarén pretende repetir en la UNCH con la perversa confabulación de la “honorable” Junta de Gobierno. 

También dice el artículo citado que “…en lo referente a que en el proceso de selección de la persona titular de Rectoría debe tomarse en consideración la opinión de la Comunidad Universitaria…”; sin embargo, acá pueden verse las trampas del rector. ¿Cómo hará la junta de gobierno para tomar la opinión de la comunidad universitaria, si desde el inicio del proceso la rectoría ha decidido que esa comunidad tenga, tramposamente, nueve días de asueto, nueve días de alejamiento con el órgano de autoridad universitaria que designará formalmente al rector? 

También en la convocatoria, aparece inserto el artículo 17 de la Ley Orgánica, referente a los requisitos para ser rector, disposición que, en su fracción IV, dice: “Tener, preferentemente, grado de maestría o doctorado otorgado por institución de educación superior que tenga reconocimiento por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología…”, lo que pudiera ser una excelente decisión respecto a la calidad del nuevo funcionario, nuevamente se hace uso tramposo de la ley para descalificar e impedir la participación de extraordinarios personajes universitarios. 

El actual rector, en su intentona de dejar fuera de la jugada a los brillantes académicos universitarios egresados de posgrados de la UNACH, mañosamente colocó esta discriminatoria fracción IV del citado artículo 17 de la Ley Orgánica (recordemos que esta ley fue propuesta por Natarén Nandayapa y su equipo de abogados).  

A propósito de este requisito. ¿los estudios académicos de posgrado realizados por el rector están avalados por institución de educación superior con reconocimiento por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología? Los tendrá que presentar y la comunidad sabrá dar su opinión.  

Si, este jueves 08 de septiembre de 2022, la Junta de Gobierno de la Universidad Autónoma de Chiapas emitió la convocatoria para designar rector o rectora para el período 2022-2026, con lo cual el actual rector intenta dar un “madruguete” político a los demás aspirantes que desean participar; pero realmente lo que sucede y, como colofón a los anteriores artículos sobre el tema de las reelecciones que he venido publicando en este mismo rotativo, es que en este tema de las sucesiones rectorales, la intentona de sucesión hoy se ha convertido nuevamente en un drama que empaña y lesiona la vida universitaria por todos los agravios que la actual administración rectoral ha cometido en perjuicio de la comunidad universitaria y de la propia institución.  

Un recuento breve de los ultrajes cometidos en contra de universitarios (académicos y administrativos) pudiéramos resumirlos de esta manera: despidos laborales injustificados, renuncias obligadas, acusaciones falsas de plagio, falta de probidad y honradez, robo de bienes, pérdida de confianza, violaciones a los derechos humanos, así como temerarias querellas con inicio de carpetas de investigación penal y demandas civiles por daño moral en contra de quienes nos hemos resistido a doblegarnos a sus caprichos y venganzas. 

Todas estas acciones legales no han prosperado ni prosperarán, ya que no están debida y jurídicamente sustentadas, pero a cambio sí demuestra el dolo y la mala fe del actuar de esta administración rectoral.  

En cuanto al desarrollo de los objetivos universitarios señalados en la normatividad universitaria, como el cumplimento de los programas y proyectos académicos, así como el ejercicio de la docencia, la investigación y la extensión de la cultura, están para morirse de pena. Pero eso será motivo de otro comentario.  

Por lo que, con todas las evidencias que tiene la comunidad respecto al comportamiento del rector Natarén frente al alto cargo que le fue conferido en diciembre de 2018 y que concluye el 03 de diciembre de 2022, se puede afirmar que esta administración rectoral ha sido la peor que ha tenido la UNACH y que, con toda certeza, puede concluirse desde ahora que este rector ya está en el basurero de la historia universitaria.  

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