Aroma de política
Rita Balboa
México es un país inconforme por la gran desigualdad social que prevalece. El pasado importa, pero también el presente y sobre todo el futuro al que aspiramos.
Desde diversas trincheras, sobre todo del extranjero, economistas internacionales colocan a nuestro país como una de las naciones con gran potencial de recursos para convertirse en los próximos diez años en una de las diez economías más fuertes del planeta.
Pero hay un “pero”. Necesitamos aprovechar nuestros recursos naturales con herramientas tecnológicas que promuevan un entorno ecológico más amigable con el medio ambiente, aprovechando nuestras riquezas naturales que brinden mejores condiciones de vida a los mexicanos, pero con un sentido ambientalista.
Otro, pero es la corrupción que prevalece en diversas áreas tanto del ámbito gubernamental como privado.
Una cifra ilustradora es que de acuerdo al Fondo Monetario Internacional, el Foro Económico Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y el Banco Mundial, México es el número 13 que más comercia en el mundo. En cuanto al Producto Interno Bruto ocupamos 3l lugar número 15.
Según el portal es.statista.com, quien analiza fenómenos económicos y brinda asesoría financiera a empresas mundiales, México ha avanzado en Latinoamérica y se encuentra muy cerca de Brasil, primera potencia mundial en Latinoamérica, y por encima de Argentina que ocupa el tercer rubro y a quien México duplica en su PIB.
La posición geográfica de México, por ejemplo, le brinda un abanico de oportunidades, como ningún otro país de América Latina.
Sin embargo, México ocupa el lugar número 91 en calidad de vida a nivel mundial. Esto es lo que marca una brecha muy grande que tenemos que cerrar con propuestas incluyentes y no faraónicas.
De qué nos sirve crecer en la macroeconomía si esto no se ve reflejado entre las familias mexicanas que tienen que tener acceso a mejores servicios de salud “reales”, como en “Dinamarca”; mejores salarios, como en Alemania, y menor inseguridad, feminicidios, homicidios, delincuencia en general.
El México que queremos requiere de impulsar políticas públicas que permitan alentar la inversión, bajar los índices de delincuencia y mejor impartición de justicia, pero desde una óptica incluyente, parlamentaria, plural.
Tenemos un país inmensamente rico, con sectores y regiones inmensamente pobres.
El México que queremos requiere de crear políticas públicas que en verdad promuevan el turismo, engarzar nuestros lazos diplomáticos con el resto del mundo.
Si desde fuera nos ven como una potencia mundial que puede crecer en un tiempo breve, tenemos que escuchar esas voces y fomentar un nuevo gobierno abierto, progresivo, educado, con mayor tecnología y con un discurso político de unidad con todos los sectores, y no de confrontación para realmente tener un país más progresista y arribar a un plano donde vivamos en el México que queremos para las existentes y futuras generaciones.
