Jesús Martínez Soriano
Toronto, Canadá. De acuerdo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés), citado por el sitio worlddata, en 2022, por segundo año consecutivo, México encabezó la relación de solicitantes de asilo en Canadá, con un total de 16,234 personas, lo que representa casi el 18% de las 94,296 aplicaciones recibidas en ese año. (https://www.worlddata.info/america/canada/asylum.php). Quizá para algunos esa cifra, por sí misma, puede parecer poco considerable o hasta intrascendente, pero el asunto del asilo tiene una importancia mayor a la que muchos imaginan, toda vez que, entre otras cosas, conlleva un enorme gasto financiero para los gobiernos federal, provinciales y municipales, debido a los numerosos apoyos que aquí se ofrecen a los solicitantes de refugio, los cuales son subsanados con el dinero de los contribuyentes. Por lo tanto, dicho tema es especialmente sensible y tiene un fuerte impacto para la sociedad canadiense. Pero también puede conllevar consecuencias severas para los países de donde provienen los reales o supuestos refugiados, como las que tuvo para México con la imposición de visa por parte del gobierno de Canadá hace casi una década y media.
Un precedente que hoy vuelve a cobrar importancia
Al inicio de la primera década del 2000, México adquirió notoriedad en Canadá debido al considerable número de nuestros paisanos que se acogieron a la figura del refugio. Durante prácticamente toda la década en mención, aquellos encabezaron la relación de solicitantes de asilo con una cifra cada vez más creciente y cuya tendencia parecía incontenible. Pero esa preponderancia alcanzada por nuestros connacionales iba en demerito de nuestra imagen como país, pues a lo largo de todos esos años los mexicanos fueron blanco de diversas críticas, cuestionamientos y acusaciones. Algunos representantes del gobierno federal y varios analistas afirmaban que muchos ciudadanos mexicanos estaban abusando del sistema de refugio de esta nación, al inventar casos de persecución, haciéndose pasar por falsos refugiados para recibir los beneficios que el gobierno ofrece a quienes se acogen a dicha figura y quedarse a residir en Canadá.
Después de que el número de personas mexicanas solicitantes de refugio pasó de 1,949 en 2001 a cerca de 9,000 en 2009, el entonces Primer Ministro Stephen Harper afirmaba: “En los últimos años y particularmente en este (2009), nos hemos enfrentado a un aumento en el número de falsos solicitantes de asilo provenientes de México.” (https://www.ctvnews.ca/harper-slightly-softens-stance-on-visas-for-mexicans-1.424090). Por su parte el entonces Ministro de Ciudadanía, Inmigración y Multilateralismo, Jason Kenney, sostenía que “El aumento de las solicitudes de asilo y la tasa de violaciones migratorias para México han resultado en costos significativos para el sistema de refugiados.” (https://www.ourcommons.ca/DocumentViewer/en/40-2/CIMM/meeting-37/evidence).
En tanto, Jeffre Simpson, prestigiado columnista de The Globe and Mail, uno de los diarios más importantes de Canadá, formulaba constantes críticas tanto a los ciudadanos de origen mexicano que para él hacían un abuso excesivo del sistema de refugio canadiense, como al gobierno de su país por la laxitud de dicho sistema al permitir esos abusos. Simpson cuestionaba cómo era posible que habiendo más de tres millones de refugiados iraquíes en el mundo debido a la guerra (recuérdese que en 2003 Iraq fue invadido por Estados Unidos y otros países de la OTAN, cuyas tropas permanecieron en territorio iraquí hasta 2011), en Canadá fueran los mexicanos quienes encabezaran la relación de solicitantes de refugio, aseverando que muchos de ellos se estaban haciendo pasar por falsos refugiados. Un día después de que el gobierno de Canadá impusiera visa a México, el 14 de julio de 2009, el editorialista de The Globe and Mail afirmaba que al exigir visa a países amigos como México, con oleadas de reales o posibles de refugiados, el principal mensaje que los canadienses enviaban a los mexicanos era el siguiente: “no confiamos en ustedes. Creemos que hay persecución y discriminación en su país, o motivos plausibles para creerlo. Y no confiamos en que ustedes estén haciendo algo al respecto.” (https://www.theglobeandmail.com/opinion/blame-the-refugee-system/article787909/).
La distorsión de la figura del refugio
La Organización de las Naciones Unidas define a los refugiados como “personas que tienen un temor fundado de persecución por motivos de raza, religión, opinión política, nacionalidad o pertenencia a un grupo social particular.” Basada en dicha definición, la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados de Canadá establece que “una persona que necesita protección es alguien que estaría sometida personalmente a un peligro de tortura, un riesgo para su vida o un riesgo de trato o castigo cruel e inusual si fuera devuelta a su país de origen.” Una vez que El Ministerio de Ciudadanía, Inmigración y Multilateralismo “ha determinado que una persona es elegible para presentar un reclamo en Canadá, como solicitante de asilo, puede tener acceso, mientras está pendiente una decisión sobre su reclamo, a asistencia social, educación, servicios de salud, vivienda de emergencia y asistencia legal. Además, la mayoría de las personas que reúnen los requisitos para presentar una solicitud de asilo pueden solicitar un permiso de trabajo una vez que se hayan sometido a un examen médico.” (https://www.canada.ca/en/immigration-refugees-citizenship/news/2017/03/claiming_asylum_incanadawhathappens.html).
Actualmente es muy común que un indeterminado número de personas de todas partes del mundo lleguen a Canadá en calidad de turistas, ya estando en este país les resulte relativamente fácil solicitar refugio. Para ello buscan asesoría de alguna de las múltiples consultoras privadas que han proliferado en el país, las cuales en su mayoría les “garantizan” ganar los casos planteados, muchos de los cuales son inventados. Lo anterior a pesar de que, como se señalaba anteriormente, quien opta por acogerse al refugio puede gozar de asistencia gratuita de parte de consultores gubernamentales, pero quienes difícilmente avalarían algún caso inventado. Una vez presentada y aceptada la solicitud respectiva, las personas empiezan a disfrutar de los beneficios referidos. De entrada y de acuerdo con el recibo de desglose que le es entregado a los propios beneficiarios, en este 2023 cada uno de ellos recibe welfare (estado de bienestar), que en promedio asciende a unos 1,300 dólares canadienses (unos 16,500 pesos mexicanos) mensuales, que les es depositado en tarjeta bancaria, 50% para “necesidades básicas”, y 50% para apoyo de “albergue.” Cabe señalar que ese monto puede variar, casi siempre a la alza, si el receptor de los beneficiarios tiene hijos, estudia o necesita alguna dieta especial.” Casi todos ellos consiguen empleo de manera subrepticia, con pago en efectivo, para no dejar registro y seguir disfrutando del welfare, aunque cada vez ello es más difícil de realizar. De esta forma, muchas personas han distorsionado los propósitos para los cuales el refugio fue creado en este país, pero a través del cual un gran número de ellas ha logrado disfrutar de los beneficios sociales que se les otorgan y ha conseguido obtener su residencia permanente, aprovechando todos los resquicios que deja el sistema de refugio canadiense.
Se dispara el número de mexicanos que solicitan refugio en Canadá
Como era previsible, la pandemia frenó los flujos migratorios a Canadá entre 2020 y 2021 y, consecuentemente, los casos de refugio solicitados. En 2019 el Ministerio de Ciudadanía, Inmigración y Refugio recibió un total de 64,035 solicitudes, pero en 2020 esa cifra se contrajo a 23,710 y en 2021 a 24,935. (https://www.statista.com/statistics/549323/number-of-refugee-claimants-canada/). De ellas, en 2020 un total de 2,088 casos correspondieron a ciudadanos mexicanos https://irb.gc.ca/en/statistics/protection/Pages/RPDStat2020.aspx)
y en 2021 aquellos totalizaron 3,165 (https://irb.gc.ca/en/statistics/protection/Pages/RPDStat2021.aspx). Sin embargo, pasada la emergencia, en 2022 el número de solicitudes de refugio se disparó a 94,296, con una gran proporción de ciudadanos mexicanos, quienes se ubicaron en el top con 16,234 solicitudes (17.2%), muy por arriba de segundo lugar, Colombia, que registró 3,265.
Sin embargo, de acuerdo con la Comisión de Inmigración y Refugio (IRB por sus siglas en inglés), la tasa de aceptación promedio de los solicitantes de refugio de México desde 2017 a la fecha es de solo 32.2%. (https://www.canada.ca/en/immigration-refugees-citizenship/corporate/transparency/committees/cimm-nov-18-2022/asylum-trend-data.html). Un reporte más reciente de la misma Comisión señala que de 2,700 solicitudes de asilo de personas de origen mexicano procesadas en los primeros nueve meses de 2022, únicamente 38% fueron aceptadas, es decir, la tendencia registrada en la última media década se mantiene casi inalterable. (https://www.canada.ca/en/immigration-refugees-citizenship/corporate/transparency/committees/cimm-may-12-2022/refugees-resettlement.html). Lo anterior, como es comprensible, deja entrever que la mayoría de los casos presentados por ciudadanos mexicanos son falsos, lo cual va en perjuicio de la imagen que como mexicanos estamos proyectando en este país. Por lo tanto, dicha situación ha empezado a encender las alarmas sobre una posible reimposición de visa a México por parte de Canadá, como desde 2019 lo advertía el ex embajador mexicano en Ottawa, Juan José Gómez Camacho, en una entrevista para The Globe and Mail, pero de lo cual nos ocuparemos en una siguiente entrega.
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