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Opinión y Propuesta

Andrés Vázquez López

Para mi amigo Raúl Castellanos. Siempre un buen ejemplo.

Un problema sistémico de nuestra sociedad, es el llamado “compadrazgo”, término con el que queremos referirnos al hecho de que muchas veces, en las empresas privadas, en las organizaciones sociales y por supuesto en el sector público; personas que no tienen la preparación, ni el perfil profesional o ni siquiera el psicológico; acceden a puestos de poder y toma de decisiones, para los cuales claramente no están preparados.

Destaca en esto el sector público, por ser el que funciona con el dinero de todos los mexicanos y el que está, por ende, bajo el escrutinio social en todo momento. Como resabios del régimen priísta, persiste en nuestra legislación, la facultad del Poder Ejecutivo, de hacer nombramientos y cambios en su equipo de Gobierno, de manera discrecional.

Pero no es un fenómeno nuevo. Recordemos el ya antiguo caso de Rosa Luz Alegría, quien fue la primera mujer en ocupar una Secretaría de Estado, la de Turismo en el sexenio del presidente priísta José López Portillo. En este caso y en detrimento de sus capacidades profesionales, se decía que más que secretaria de Turismo, era la amante del presidente. De haber sido cierto, tenemos un botón de muestra en que el entonces titular del Ejecutivo Federal hizo un nombramiento sin ninguna consideración profesional, sino de cualquier otra índole.

Otro ejemplo, ahora panista; fue el nombramiento de Ana Teresa Aranda como secretaria de Desarrollo Social en el sexenio del presidente Vicente Fox. La mayor crítica que se le hacía por entonces, era su falta de estudios universitarios, necesarios de suyo para dirigir la Secretaría encargada, nada más y nada menos que de la coordinación de toda la política social del Gobierno Federal.

Pero los morenistas no se salvan. Y en el actual sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, encontramos el caso de Tatiana Clouthier, quien se desempeñó como secretaria de Economía, pero cuenta con estudios de Licenciatura en Lengua Inglesa y aunque también tiene una Maestría en Administración Pública; es claro que su carrera profesional no es la idónea para el cargo que ejerció.

En estos dos últimos casos, podemos mencionar que tal pareciera, las señoras Aranda y Clouthier, sin tener muchas credenciales académicas ni de experiencia en el ramo que dirigieron, accedieron a sus respectivos cargos por tener las amistades correctas para ello. Puro influyentismo en todos los casos.

El fenómeno se repite en los niveles estatales y municipales por todo el país, en Gobiernos emanados de Partidos Políticos de todos los colores.

Y, por otro lado, ¿el Servicio Profesional de Carrera? Bien, gracias.

No podemos dejar de mencionar, que es derecho de cualquier mexicano, con la formación académica y personal que sea; el participar en los asuntos públicos. Pero a todo derecho, corresponde una obligación, y quienes tienen dichas aspiraciones al igual que quienes los nombran, debieran considerar la importancia de cumplir con un perfil profesional mínimo, que nos garantice en alguna medida a los mexicanos, que los así nombrados y/o elegidos, tienen cuando menos, los merecimientos mínimos para ello. Adoptar una política de ratificaciones legislativas, al estilo estadounidense, quizá sería una buena idea.

Ojalá que sí.

Además, opino que es necesario e importante, generar políticas públicas educativas, en relación al cuidado, protección y preservación del ambiente.

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