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Opinión y Propuesta

Prof. Andrés Vázquez Domínguez

Quien esto escribe, está cien por ciento seguro que muchos de nuestros lectores, son mexicanos emprendedores que cada día salen a ganarse la vida vendiendo algo. Ya sea su tiempo, talento y trabajo en algún empleo; ya sea vendiendo algún producto o servicio.

Algunos productos, quizá sean más sencillos de vender, que otros. Pienso en este momento en las personas que se dedican a vender servicios funerarios. A gran parte de los mexicanos, nos asusta tener “donde caernos muertos”. Muchos piensan supersticiosamente, que, si compran dichos servicios, es porque pronto los usarán. Pienso también en las personas que venden servicios legales, como los notarios. En ambos casos, ambos servicios no son baratos y tener una cripta a nuestro nombre, es tan importante como tener la escritura de una casa. Pero en México, muchas personas no tienen ni lo uno ni lo otro. Venderlos, es por muchas razones complicado.

Pero, por otro lado, tenemos a quienes venden baratijas. Pulseras, anillos, libretas, maquillaje, adornos para el cabello, perfumes y demás productos de baja calidad, que, por lo mismo, son muy baratos, lo cual hace que sean muy vendidos, aunque el cliente sepa que está comprando cosas poco duraderas en muchos casos. Y, sin embargo, se venden en grandes cantidades.

¿Cuál es nuestra reflexión? Bueno, pues que nuestro consumo refleja la sociedad que somos.

Y sí. Somos una sociedad que consume baratijas e incluso porquerías; pero que invierte poco en cosas de más valor y precio, aunque sepa que esto no sólo es bueno, sino también, necesario.

Por ejemplo; ¿han tratado de vender un libro? Nuestro mundo debe estar definitivamente muy mal, cuando en un país como el nuestro es más fácil vender drogas que libros. Y es que, quien esto escribe ignora cuánto cuesta una dosis de cualquier droga, pero se sabe que ésta es cara, y tristemente, ¡vaya que se vende! Sólo hay que poner un poco de atención para ubicar a los distribuidores en las esquinas de tantas ciudades de nuestro país.

Pero vender un libro es un problema. Crearlo implica una gran inversión de tiempo, no sólo para escribirlo, sino también para maquetarlo, revisarlo, corregirlo, tramitar los permisos correspondientes y meterlo a imprenta; y de ahí a la distribución. Es verdaderamente complicado, no sólo el proceso creativo sino también el comercial. ¡Y a la gente se le hace caro! Ciertamente con un salario mínimo de $207.44 pesos diarios, que representan $6,223.20 mensuales, pagar un libro de $500 pesos es complicado. Y sin embargo los mexicanos pagan los $100 pesos que cuestan 5 gramos de marihuana (Fuente: Gobierno Federal), o los $41 pesos que cuesta una caguama, o los $75 pesos que llegan a costar algunas cajetillas de cigarros.

Y por esa incomprensible escala de prioridades de gasto, es que México ocupa el penúltimo lugar entre 108 países en su nivel de lectura, con apenas dos libros leídos al año, por habitante (Fuente: Unesco); mientras que ocupa el puesto 26 de entre 30 países analizados, reprobando en todas las áreas de política de manejo de drogas, según el Índice Global en la materia, de la ONU; o el quinto a nivel mundial por su alto consumo de cerveza.

Muchas drogas y cerveza, poca lectura. Así nuestra realidad. Ojalá la educación nos ayude a cambiar en todos los aspectos, éste incluido. Ojalá que sí.

Además, opino que es necesario e importante, generar políticas públicas educativas, en relación al cuidado, protección y preservación del ambiente.

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1 Comentario

  • Ernestp Lopez 6 de noviembre de 2023

    Es el compromiso personal, de aquellos que tienen conocimientos utiles, ponerlos al alcance de los jovenes principalmente, las redes intrpersonales tienen mas alcance que cualquier gobierno, saludos.

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