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La crónica hablará por Chiapas

¡Vamos al circo!

Marco A. Orozco Zuarth cronistasdechiapas@hotmail.com

(Fragmento)

El fabuloso mundo del circo. El llamado espectáculo más grande del mundo. Los niños de principios de 1960 disfrutábamos al máximo del circo cuando venía a Tuxtla Gutiérrez. “¡Vamos al circo!”, nos decía papá. Recuerdo que desfilaban por la Avenida Central, artistas, payasos, enanitos y animales salvajes enjaulados; dándose así publicidad, además de fijar en las esquinas propaganda de su compañía de trapecistas, acróbatas y novedades.
En la capital de nuestro estado, nos cuenta el cronista Fernando Castañón Gamboa, que uno de los primeros espectáculos que vieron nuestros ancestros fue en 1865 cuando llegó a Tuxtla el famoso aeronauta Sabino Escarreola, con un globo para ascensiones espectaculares y un circo que contaba con hábiles artistas y variedad de animales amaestrados que hicieron las delicias de chicos y grandes. Éste se presentaba en ocasión a la feria de Guadalupe y el 12 de diciembre se elevó frente a Palacio de Gobierno lanzando a tierra banderitas y tarjetas alusivas, y con el pañuelo hacía señales de despedida, situación que mucha gente no aguantó y se desmayó, pensando que no regresaría nunca a tierra; otras se encomendaban a la corte celestial para que no le pasara nada, como aconteció ya que en “La Lomita” aterrizó sin novedad. Andando el tiempo, las carpas de circo las instalaban en la esquina de la Calle del Estado y Avenida El Progreso, hoy Calle Central y Primera Norte (paso a desnivel), donde se encuentra actualmente el edificio que fuera el cine Alameda. Era un sitio de más de media manzana. En 1892 se instaló en su patio interior el “Circo de los hermanos Leal” y a principios del siglo pasado “Circo Orrín”. Otro espectáculo que atraía a niños y adultos era el de doña Chabela “Baila Chucho” con sus perros “Perla” y “Conde”, que bailaban graciosamente al compás de un tambor en 1910. De los circos recordados por nuestros abuelos, a principios de 1940, era el “Pascualillo” el cual se instalaba regularmente en la Avenida Central, entre Cuarta y Quinta Poniente, en un patio que colindaba con la casa de Pedro Montesinos (quien tenía billares y cantina) y Margarito Moguel.


El auge del circo a nivel mundial y nacional, hizo posible que empresarios chiapanecos tuvieran también su propio espectáculo circense, aunque pequeños, habiéndose desplazado a todo el territorio chiapaneco, en donde dieron y siguen dado funciones, especialmente en colonias y riberas. Por recordar a uno de ellos tenemos el circo del comiteco Raymundo Pinto

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