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La doble cara de un alcalde ambicioso

Los políticos de medio pelo se encabronan con los medios de comunicación porque exhiben su lado oscuro para hacer trampas y llevarse beneficios económicos en supuestos programas altruistas que, si no se hicieran, nada pasara, seguiríamos igual o mejor.

Y no se habla al vapor, sino con conocimiento de causa. Ahí está la millonaria “inversión” que se le hizo al Parque de la Marimba. Estuvo cerrado más de medio año, con las consecuentes pérdidas para los negocios de la zona, para que el dichoso lugar de convivencia social quedara igual o peor de cómo estaba.

La pregunta es si valió la pena invertir casi nueve millones de pesos para cambiarle piso al parque. La respuesta es sí porque ahí, en estas obras, es donde se hace trampa, se hace chanchullo; en la remodelación del Parque de la Marimba se constató que no hubo mejoras, tan es así que hay partes donde no se cambió la loseta. El famoso Parque de la Marimba es lugar de armonía social porque así lo ha concebido el pueblo tuxtleco, y porque sólo hace falta música y ritmo para disfrutar de una buena tarde.

Este engaño que intentó hacer el alcalde Carlos Morales Vázquez sólo está en su mente. Quiso disfrazar su obra social con fondo político, y vaya que le funcionó en el sentido de que obtuvo mucho dinero para la campaña de Aquiles Espinosa García, pero que al final, de nada sirvió porque ese recurso no le alcanzó para comprar conciencias y, por ende, ganar la candidatura a la presidencia municipal.

Este proceso maquiavélico lo vuelve a poner en práctica el presidente municipal, tras “convencer” a su incondicional y entregado Cabildo, quien autorizó que se agarren de las arcas municipales la nada despreciable suma de 3 millones 297 mil pesos para dar a conocer el estado que guarda la administración municipal en su último informe de gobierno.

Cómo si esto le importara mucho a la sociedad, ahora el edil sale con esta jalada sólo para irse forrado de paga, como colofón a su negra gestión municipal a lo largo de tres años.

El pasado martes, los integrantes del Cabildo, en sesión ordinaria, dieron paso a votar la autorización de ejercer la millonada de pesos porque el alcalde quiere darse a conocer. No se trata, como él quiere aparentar, de invertir en eventos y programar actividades de difusión para difundir el estado que guarda la administración municipal.

En realidad, el ego del alcalde anda por los suelos como para tomar una decisión de esta magnitud. Se imaginan cuántas calles podrían pavimentarse con los más de 3 millones de pesos, cuántos parques podrían dársele una manita de gato; o ya de perdis que ese dinero se invierta para cambiar los aparatos que se utilizan para hacer ejercicio en los parques del municipio. Muchos de los que están en Caña Hueca están inservibles, pero para ello no hay recursos.

Sin ir más lejos, la desproporción de humillación entre una solicitud y otra se reflejó en la misma sesión, cuando el Cabildo aprobó darle para a la docena de mercados que hay en el municipio la cantidad de 101 mil pesos como apoyo económico para celebrar el próximo 2 de agosto el Día del Locatario; o los 23 mil pesos como apoyo para los festejos de los Mercados Públicos Municipales.

Si estos ejemplos no le bastan por lo ridículo del presupuesto que se autorizaría, está la petición de otorgar la “elevada” cantidad de 17 mil pesos “como estímulo a la productividad para ocho trabajadores del proyecto personal para la gestión integral de riesgo de desastres».

Es decir, para aquél que expone la vida y contribuye al combate al medio ambiente, menos de 20 mil pesos como estímulo. Si se compara este recurso con los millones para la promoción de la imagen del alcalde Carlos Morales Vázquez, entonces esto quiere decir que sí hay clasismo, y con ello parece que le tapa la boca al mismo presidente de México que presume que los funcionarios de la Cuarta Transformación ya no incurren en esas prácticas.

Lo que vemos, en resumidas cuentas, es la doble moral, la doble cara de un presidente municipal sumamente ambicioso.

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