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Editorial

 

La pareja caciquil

 

Julián Nazar Morales y su esposa Luz María Palacios Farrera piensan seguir llevando hasta las últimas consecuencias la frase que acuñara César Garizurieta, alías El Tlacuache, de que “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.

No en balde, estos dos personajes buscan convertirse en las próximas elecciones en dueños de la región de Cintalapa. Ella va por la presidencia municipal de ese municipio y él por la diputación federal del distrito electoral número diez, que contempla, por supuesto, a Cintalapa.

Nada bueno puede esperarse del eventual triunfo de esta pareja. Mientras Nazar Morales es un cacique político que ha hecho una de las fortunas más grandes del estado a costa de la explotación y hurto de los recursos de los campesinos, Luz María Palacios es una política improvisada, de nulos resultados, cuyos tres cargos que ha desempeñado los obtuvo por influencias de su marido y no por méritos propios porque no los tiene, y eso incluye la diputación local plurinominal que ocupó hasta hace poco en la actual legislatura.

Julián Nazar es símbolo de la corrupción moderna. Por eso es imposible creer en sus propuestas, como esas de que defenderá el presupuesto para Chiapas, que gestionará y bajará recursos para las comunidades y para los productores del campo, si desde que se inició en la política como carga maletas de Germán Jiménez Gómez a finales de los años setenta no ha hecho otra cosa sino sólo lucrar con el dinero público.

Hace algunos años, se descubrió que siendo líder de la Confederación Nacional Campesina había cometido un fraude por más de 400 millones de pesos del programa Alianza para el Campo. Y ocupando una curul en la Cámara de Diputados, una investigación dio cuenta de que los apoyos que entregó la SAGARPA a la CNC por arriba de los 120 millones de pesos en 2010 y 130 millones en 2011, fueron a parar a las cuentas bancarias de Nazar Morales.

De julio de 2013 a enero de 2015, asumió la titularidad de la Secretaria del Campo y durante ese periodo estuvo envuelto en uno de los mayores desfalcos al agro chiapaneco. Por ejemplo, de acuerdo con la auditoría número 139/2014, realizada por la Contraloría Interna de la misma secretaría, Nazar no entregó apoyos por la cantidad de casi 11 millones de pesos. Además, encontró pagos improcedentes en el Programa Integral de Desarrollo Rural por 34 millones 254 mil 789 pesos.

Otra auditoría, la número 078/2015, halló que tampoco entregó beneficios a los agricultores por un monto de 9 millones 911 mil 400 pesos de otro programa federal.

Aparte, el Órgano de Fiscalización Superior ejecutó las auditorías 110/2015 y 122/2014, aplicadas a diversos programas, y manifestó que Julián Nazar no justificó gastos por más de 34 millones de pesos y que bajo sus órdenes se falsificaron firmas y documentos con los cuales se trató de comprobar la entrega de apoyos a los productores. De esto último, el fraude entre los beneficios no distribuidos fue de 598 mil 400 pesos.

En resumen, estas cuatro auditorías dan parte de que Julián Nazar, quien hoy asegura que luchará en el Congreso de la Unión a favor del presupuesto de los chiapanecos y de los trabajadores del campo, desfalcó a los campesinos por alrededor de 90 millones de pesos.

Por otro lado, Luz María Palacios es una mujer incongruente, incompetente y cómplice de la corrupción de su marido.

Cuando se dijo que Julián Nazar se había embolsado los 250 millones de pesos que la SAGARPA había entregado a la CNC, entre 2010 y 2011, ella era la secretaria general del organismo. Cuando su esposo fue acusado de favorecer durante el periodo que fungió como secretario del campo a la Empresa Palacios y Asociados, S.A., dirigida por su hermano Oliverio Palacios, ella era presidenta del Consejo de Administración de esa compañía.

Además, como diputada local no lanzó iniciativas, no gestionó obras y no creó propuestas de solución a los muchos problemas que presenta el campo chiapaneco, y eso que era presidenta de la Comisión de Agricultura y Vicepresidenta de la Comisión de Desarrollo Rural en el Congreso del Estado. Es decir, su desempeño fue inútil.

Por tanto, este 6 de junio los votantes tendrán la oportunidad de impedir que este matrimonio caciquil siga enriqueciéndose con los recursos del pueblo.

Las próximas elecciones deben entenderse como el desafío de demostrarle a este tipo de políticos que vivir en el presupuesto debe ser un honor y no una permanente invitación a sobrevivir en la corrupción.

 

FOTOS: JUALIAN NAZAR MORALES Y LUZ MARIA PALACIOS FARRERA

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