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Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Consejos contra la tiranía

Si la Auditoría Superior de la Federación se equivocó respecto al informe inicial de la Cuenta Pública, el titular debería renunciar por decencia.

La ASF ha ido desde su creación una de las instituciones de mayor prestigio en el país. Nunca ha estado en medio de polémicas, y menos aún por cometer errores concernientes a su propia función. Siempre sus reportes han gozado de credibilidad y confianza. Incluso, las auditorías que ésta realiza han sido tomadas como base en diversas investigaciones, como la que dio lugar a la conocida como “la estafa maestra”.

Por el contrario, si sus informes son correctos, es justo que salga a aclarar las cosas y limpie su imagen tan profusamente dañada en los últimos días.

Esto importa mucho porque, si se vale la expresión, la ASF es algo así como el policía que vigila qué hacen las instituciones públicas con los recursos de los mexicanos, y si ésta pierde credibilidad caeremos en la indeseable situación en la que nadie sabrá con certeza qué es lo que los políticos hacen con nuestro dinero. La verdad, sería algo muy lamentable.

La polémica que se originó es entendible. Independientemente de si los cálculos de las auditorías son impecables o no, cualquier diferencia contra los reportes de las autoridades, organización o institución del Estado, que no dejarán que una entidad ajena contradiga sus datos, causaría una fricción lógica, tal como ocurrió con el presidente de la República, quien ya nos acostumbró a sus otros datos.

Por supuesto, la cuestión principal aquí es la polémica en sí misma, y el conflicto que se suscitó entre el primer mandatario y la ASF dio mucho para el tema periodístico, pero también debe interesarnos la agresión verbal de Andrés Manuel López Obrador hacia este organismo. Sí, su reacción, tan acalorada que casi casi obligó a David Colmenares, el auditor superior, a pedir disculpas de rodillas. Y estamos hablado de que jamás se había puesto en duda el comportamiento ético de este personaje.

 

¿UN TIRANO CLÁSICO?

En entrevista por el diario La Vanguardia de Barcelona, el 15 de junio de 2020, el profesor de historia de la Universidad de Yale, Timothy Snyder, describió a Trump como “un tirano clásico. Se preocupa por lo simbólico en lugar de lo práctico. Se preocupa por los mitos en lugar de las realidades. Se preocupa por su imagen más que por nada. Bajo su administración, asimismo, los ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres”. Y añadió: “Divide el país entre los buenos americanos y los malos americanos”.

¿Estará pasando lo mismo con López Obrador?

Pues él se proclama a sí mismo como el presidente de la honestidad valiente, aunque su hermano, prima, hijos, nuera y funcionarios de su círculo íntimo están implicados en escándalos de corrupción.

Asegura que su gobierno está avanzando en la Cuarta Transformación del país, pero en realidad la economía sigue cayendo, se han perdido millones de empleos, el servicio de salud es deficiente, se han perdido miles de millones de pesos en proyectos fallidos, los programas sociales tienen tintes electorales, igual como sucedía con el PRI y el PAN, y la gente se queja de falta de seguridad.

Asimismo, los ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres. Por ejemplo, durante su administración el empresario de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, pasó de ser el quinto al segundo hombre más rico de México. Por otro lado, un estudio del banco BBVA estimó, con base en la metodología del Coneval, que debido a la pandemia y la inflexibilidad del gobierno lopezobradorista para resolver la crisis económica el país sumaría entre 12 millones y 16.4 millones de nuevos pobres.

Otro parecido con Trump, es que AMLO ha logrado dividir el país entre buenos y malos, y lo ha hecho con gran éxito. Todos los que se opongan o critiquen a su gobierno son los malos, y merecen la peor de las afrentas. Los que están a favor y defienden a la 4T, son los buenos. Punto.

Por eso no fue extraña la reacción del presidente a los informes de la ASF, quien le ha contestado con la misma severidad a instituciones como el INE, por ejemplo, a la que ha difamado, descalificado y ha tratado de someterla de mil maneras, así como hizo con el Coneval, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre otros.

Este comportamiento es una señal de alerta. Los ataques a las instituciones que no dicen lo que él quiere oír, que ponen resistencia a sus decisiones o que contradicen sus mentiras es una invitación a los ciudadanos preocupados por la democracia a tomar conciencia, actuar con responsabilidad y en defensa de las libertades.

Snyder nos dice en su libro Sobre la tiranía: veinte lecciones que aprender del siglo XX, que “la historia no se repite, pero sí instruye”. Tomando de ejemplo lo ocurrido en el país vecino, tiene razón. Todas las sociedades, por muy sólidas que sean sus instituciones, corren el peligro de quebrarse. Impedirlo es responsabilidad de los ciudadanos.

 

CONSEJOS

Por eso, tratando de no ser indiferente a los atentados del poder que día a día han venido padeciendo nuestras instituciones, transcribiré sólo diez de los veinte consejos de Timothy Snyder sobre cómo enfrentar a las tiranías en potencia.

Uno: No obedezcas de antemano. La mayor parte del poder del autoritarismo se le ha sido otorgado gratuitamente. En tiempos como estos, las personas piensan con anticipación acerca de lo que un gobierno más represivo querrá y se ofrecen a sí mismos, sin que se les pida. Un ciudadano que se adapta de esta manera está enseñando al poder lo que puede llegar a hacer.

Dos: Defender las instituciones. Las instituciones nos ayudan a preservar la decencia y necesitan nuestra ayuda. No hable de “nuestra institución” a menos que la haga suya, actuando en su nombre. Las instituciones no se protegen a sí mismas. Caen una tras otra, a menos que cada una sea defendida desde el principio. Por lo tanto, elija una institución que le interese: un tribunal, un periódico, una ley, un sindicato, y póngase de su lado.

Tres: Destaque. Alguien tiene que hacerlo, seguro es más fácil ser seguidor. Puede parecer extraño hacer o decir algo diferente, pero sin esa inquietud, no hay libertad. Recuerde a Rosa Park (que luchó por los derechos civiles en Estados Unidos). En el momento en que usted se convierte en un ejemplo, el hechizo del statu quo se rompe, y otros seguirán.

Cuatro: Crea en la verdad. Abandonar los hechos es abandonar la libertad. Si nada es verdad, entonces nadie puede criticar el poder, porque no hay ninguna base para hacerlo. Si nada es verdad, entonces todo es espectáculo, y en ese contexto la billetera más grande pagará por las luces más deslumbrantes.

Cinco: Investigue. Descubra las cosas por usted mismo. Pase más tiempo leyendo artículos largos. Apoye el periodismo de investigación. Tenga en cuenta que parte de lo que hay en internet está ahí para hacerle daño. Obtenga información sobre sitios que investigan campañas de propaganda (algunas de las cuales provienen del exterior). Asuma la responsabilidad de lo que usted comunica a los demás.

Seis: Contribuya a buenas causas. Manténganse activo en organizaciones, políticas o no, que expresen su propia visión de la vida. Elija una obra de caridad o dos, y ayude. Habrá hecho una elección libre que respalda a la sociedad civil y ayuda a otros a hacer el bien.

Siete: Escuche las palabras peligrosas. Esté atento al uso de las palabras “extremismo” y “terrorismo”. Sea consciente de la fatalidad que pueden resultar con las palabras “emergencia” y “excepciones”. Enójese con el uso traicionero del vocabulario patriótico.

Ocho: Mantenga la calma cuando llegue lo impensable. La tiranía moderna consiste en la gestión del terror. Cuando ocurra un suceso extraordinario recuerde que los autoritarios explotan tales eventos para consolidar el poder. Un desastre repentino que requiere el fin de los frenos y contrapesos, la disolución de los partidos de oposición, la suspensión de la libertad de expresión y el derecho a un juicio justo, es el truco más antiguo del libro hitleriano. No caiga en la trampa.

Nueve: Sea un patriota. Establezca un buen ejemplo de lo que Estados Unidos significa para las generaciones venideras. Lo necesitarán.

Diez: Sea tan valiente como pueda. Si ninguno de nosotros está dispuesto a morir por la libertad, todos moriremos bajo la tiranía.

El libro de Snyder nació con el objetivo de entender los riesgos del fenómeno Trump, pero se convirtió en un manual para los demócratas en cualquier país. Y defender la democracia exige participar, debatir, informarse y defender las instituciones.

 

yomariocaballero@gmail.com

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