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2024, entre el optimismo y la desesperanza

Juan Carlos Gómez Aranda

El año que recién concluye dejó saldos positivos a los partidos políticos nacionales, aunque hay quienes creen que al país no le fue igual; si bien existe un listado de logros, persisten pendientes como la inseguridad que agobia a los ciudadanos en diversas regiones del país. Todos los partidos ganaron: Morena postuló a Claudia Sheinbaum como su candidata en un proceso exitoso, conjurando rupturas y con una clara ventaja sobre su adversaria. El PVEM consiguió que Manuel Velasco, el personaje de mayor peso en sus filas, recorriera el país con reconocimiento, aglutinando a la militancia y animando a nuevos seguidores. Gerardo Fernández Noroña, representante del PT en el proceso de Morena para elegir al precandidato presidencial, obtuvo un inesperado buen lugar en la contienda.

Del lado del frente opositor formado por el PAN, el PRI y el PRD, también hubo motivos de celebración porque impulsaron a una abanderada que renovó las esperanzas de sus adeptos por el importante impulso de su lanzamiento. Igualmente, Movimiento Ciudadano cerró el año con mayor visibilidad a pesar, o quizá gracias al pasito tun tun de uno para adelante y otro para atrás del gobernador de Nuevo León y los titubeos de su enigmático líder nacional.

2023 pasa a la posteridad porque las coaliciones partidarias nominaron mujeres para la candidatura presidencial. Por otra parte, quedaron definidos los equipos de campaña, los operadores políticos y movilizadores ciudadanos, así como quienes elaborarán las propuestas que se convertirán en planes de gobierno. El año pasado fue de arranque, posicionamiento, medición de adversarios y rounds de calentamiento para la gran elección del próximo 2 de junio.

Por lo que toca a otros cargos en disputa, apenas quedaron definidos los postulantes a las ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, así como algunos de los 128 que irán por escaños en el Senado. Falta por elegir a quienes lucharán por las 500 curules de la Cámara de Diputados, más mil en 31 congresos locales cuyas diputaciones estarán en juego y 1,800 cargos en ayuntamientos de 29 estados. Este proceso de selección es complejo porque deben atenderse aspectos de popularidad que las encuestas resuelven, pero también los pesos y contrapesos de la política local, de los grupos de poder, reales o fácticos, cuotas gremiales y hasta religiosas, así como la representación de género, en cargos con gran afluencia y literal congestionamiento de aspirantes. Recientemente, el presidente de Morena informó que en su partido son más de 14 mil los políticos que pretenden algún cargo de elección.

2024 será un año político y electoral intenso, veremos y escucharemos a miles de candidatos hacer propaganda hasta en los lugares más remotos e insólitos; unos pregonando al viento promesas incumplibles; otros, los menos, haciendo propuestas serias.

En el lance presidencial, Claudia Sheinbaum, quien hasta ahora ofrece la continuidad con cambio como principal propuesta, arranca con ventaja de dos dígitos en las encuestas sobre Xóchitl Gálvez. La candidata de oposición provoca siempre que puede al presidente López Obrador, pero el mandatario prefiere ignorarla –tanto por estrategia como por las posibles sanciones del INE–. Hasta ahora, el desempeño de Gálvez no ha correspondido al entusiasmo de su lanzamiento y de intermitentes aciertos propagandísticos, por lo cual ha decepcionado a algunos seguidores.

Superadas las limitaciones legales que establece la normatividad electoral, notaremos cambios en la narrativa, los contenidos y proposiciones de los candidatos, lo que se fortalecerá cuando sus equipos de expertos en planeación, diagnóstico y propuesta realicen los foros de consulta y de diálogo con los sectores productivos, académicos y públicos que tienen algo que decir. Durante el periodo legal de las campañas conoceremos ideas y argumentos más específicos y elaborados sobre los principales temas de la agenda política, social y económica del país.

Como los problemas no se resuelven con ignorarlos o negarlos, es previsible que candidatas y candidatos tomen el toro por los cuernos y llamen al pan, pan y al vino, vino a la hora discutirlos, identificar o construir los mejores caminos para encararlos, mitigarlos y resolverlos. Es cierto, esta contienda apenas inicia, pero falta muy poco para que notemos nuevas estrategias aprovechando el amplio espectro de canales de comunicación disponibles en la actualidad.

En este año que empieza también habrá elecciones presidenciales en más de sesenta países, incluyendo varios de la Unión Europea y EU, cuyos resultados pueden modificar la correlación internacional de fuerzas y afectar aspectos como la posición de México para capitalizar el nearshoring. Otros factores sensibles son las crecientes necesidades energéticas para sostener el crecimiento nacional –sobre todo en energías renovables–, aunque sin duda los principales retos locales tienen que ver con la calidad de la educación, la falta de infraestructura, la resolución legal de conflictos, los retos de seguridad pública y la necesidad de fortalecer el Estado de Derecho. El combate a la terca pobreza y falta de oportunidades que padecen muchos mexicanos serán sin duda la parte esencial de las agendas políticas.

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