Ainer González/ Diario de Chiapas
La Catedral de San Marcos, ubicada en el corazón de Tuxtla Gutiérrez, se convirtió en el nuevo punto estratégico para reactivar la economía informal, bajo el permiso del Ayuntamiento.
Los operativos contra el ambulantaje implementados por el gobierno capitalino, no los cree ni el mismísimo “San Marcos”.
Protegidos y tolerados por una contribución “voluntaria” diaria, al menos unos 10 trabajadores informales instalan puestos ambulantes a un costado y frente a la Catedral de San Marcos de la capital del estado, de las 8:00 a 20:00 horas para ofertar diversos productos de procedencia ilegitima.
A la vista de varios elementos de la Secretaría de Seguridad y Tránsito Municipal (SSyTM) y de fiscales de la Coordinación de Política Fiscal del Ayuntamiento de Tuxtla, niños, mujeres y hombres se acomodan –en plena contingencia sanitaria por Covid-19– de lunes a domingo en las bancas y banquetas del Parque Central ubicada sobre la avenida y calle central, para comercializar accesorios para teléfonos, cinturones, ropa, perfumes, cubre bocas y demás productos piratas.
A pesar de que el Ayuntamiento que encabeza Carlos Morales Vázquez, ha ostentando de combatir al ambulantaje del centro de Tuxtla Gutiérrez a través de diversos operativos, la apreciación ciudadana es otra, de simulación, ya que este fenómenos sigue afectando a los comercios formales.
El control del ambulantaje es visible, como la simulación que se observa día a día de quienes dicen estar a cargo de eliminar está práctica ilegal.
La eficacia para arrancar la operatividad de las bandas que controlan el trasiego de piratería en el centro de Tuxtla Gutiérrez, es mínima y risorio bajo un plan ficticio y de solapamiento de los fiscales municipales.
A vista de todos los santos y de la población que circula por la Catedral de San Marcos, la autoridad escatima su discurso para favorecerse a través de dádivas de la economía informal, y con ello elevar la participación de la economía informal.
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