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30 de enero de 1981 asesinato del Mtro. Misael Núñez Acosta

Dr. Gilberto de los Santos Cruz

El 30 de enero de 1981, el profesor Misael Núñez Acosta fue asesinado a unas cuadras de la escuela primaria donde impartía clases, en Loma de Tulpetlac, Ecatepec. El motivo: luchar por su comunidad y contra el charrismo en el magisterio. A 42 años de su asesinato, su legado sigue vigente pero su asesinato continúa impune 

En la década de 1970. La oleada de los movimientos sindicales y urbano populares llega a la zona industrial ubicada al norte de la zona metropolitana, Ecatepec, en concreto. Cientos de familias campesinas, desplazadas por el hambre y atraídas por la promesa de trabajo en las fábricas, luchan por una vivienda. Ahí hay un gran número de organizaciones obreras. El charrismo está en auge, pero el surgimiento de cientos de organizaciones democráticas lo pone en aprietos.

Hoy se cumplen 42 años de su asesinato.

“Misael era una persona muy amable y cordial. Un luchador incansable por las causas del pueblo. Metódico siempre en el trabajo de la escuela y de la comunidad, nunca se le escapaba nada, era muy inquieto”. Así lo describe Paulino Arroyo, un antiguo compañero de Misael en la Loma de Tulpetlac, Estado de México.  

Misael nació el 1 de agosto de 1949. Originario de Tenango, Hidalgo, comenzó su carrera magisterial en la Escuela Normal Rural del Mexe, de la cual, de acuerdo a testimonios de la época, fue expulsado tras exigir el cumplimiento de sus derechos como estudiante.  En 1970 se recibió como docente en la normal de Tenería, en el Estado de México. Comenzó a ejercer su profesión en comunidades de la Sierra Norte de Puebla, donde se involucraron activamente en las luchas que los pueblos y comunidades de la región libraban para exigir agua potable, luz eléctrica y escuelas públicas.

Años después se trasladó al Estado de México. Ahí, su esposa, Yolanda Rodríguez también docente, llevaba un par de años trabajando. La experiencia política adquirida en su formación como normalista rural, sumada a su acercamiento a procesos populares, lo llevó a vincularse con organizaciones sindicales y de colonos en la región del Valle de México, principalmente en las localidades de Xalostoc y Texalpa, en Ecatepec; Atizapán y Los Reyes La Paz, Estado de México. 

Su paso como docente en algunas escuelas del norte del Estado de México, estuvo marcado por su militancia activa en causas sindicales y urbano populares.

En 1974 Misael llegó a Loma de Tulpetlac, en el municipio de Ecatepec, como director de la escuela primaria Héroes de Churubusco. Paulino Arroyo narra:

“Misael organizaba junto a los alumnos y padres de familia faenas de limpieza y eventos culturales donde cantaba y tocaba la guitarra. Ya después se hacían asambleas donde estábamos maestros, padres y alumnos, y discutíamos las necesidades de la comunidad, qué servicios era necesario gestionar. Él siempre nos motivaba a luchar, a construir escuelas, a formar conciencia de los problemas sociales.” 

Durante su estadía en La Loma, Misael participó y convocó a jornadas de lucha para gestionar los servicios básicos que hacían falta en la comunidad. Ante la creciente demanda de vivienda debido a la acelerada industrialización de la zona, Misael promovía la construcción de escuelas y vivienda. También impulsaba la regularización de lotes y predios, para que pudieran ser propiedad de la comunidad, predios que muchas veces estaban bajo el control de los caciques locales que se alineaban con el gobierno en turno. 

“Nos enfrentamos muchas veces a los caciques”, recuerda Paulino Arroyo. “Pero siempre la comunidad salía ganando, pues teníamos la razón. Así fue como levantamos la Escuela nocturna Emiliano Zapata, donde dábamos clases de 6 a 9 pm, sin cobrar. Era una escuela para adultos a las que podían asistir los jóvenes que trabajaban en las fábricas.” 

A la par de que se iban consolidando los avances y mejoras en las colonias populares, Misael se vinculó estrechamente con los obreros de la zona. Los asesoraba políticamente para la conformación de sindicatos independientes. 

“Misael comenzó a asesorar a los trabajadores de las empresas y fábricas cercanas, y apoyó activamente las huelgas de la General Electric de Cerro Gordo y Santa Clara, la Kelvin Motors, La Favorita y muchas otras”, añade Paulino. 

A pesar de ser un hombre joven, Misael se había convertido en un dirigente social de la comunidad. Y en plena efervescencia del movimiento magisterial del Valle de México, Misael se sumó a las acciones que el magisterio democrático estaba convocando para la democratización del SNTE.

Ramón Couoh es miembro fundador de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE); y fue compañero de Misael en el Consejo Central de Lucha (CCL) de la Sección 36 del Valle de México. Él explica que el acercamiento con Misael se dio ante la efervescencia de las luchas sindicales y de colonos en Ecatepec.

“Nosotros nos acercamos a Misael en el auge del movimiento que dio origen a la Coordinadora. Pero él se mostró un poco renuente a eso, pues creía que la construcción de una nueva sociedad tenía que venir desde la lucha popular». El maestro, por su posición de clase, no era un obrero, «que para Misael era el sujeto político de la revolución”. 

Y agrega: “Misael se acerca en un contexto de luchas muy intensas que el magisterio estaba librando desde los años cincuenta. Luchas que poco a poco fueron madurando hacia la necesidad de democratizar el país «La CNTE nace con esa visión y anhelo de democracia”.

“El maestro mexicano siempre ha combatido la política educativa del Estado mexicano” recuerda el profesor. “Y una de las conquistas que obtuvimos, después de la huelga de 1976, fue la de que en la normal se pudiera diseñar ampliamente la elaboración de una reforma educativa que naciera de la discusión en asambleas integradas por los estudiantes”.

Para el profesor Misael Núñez Acosta, la lucha del MRM puso al centro la disputa por el control de las estructuras gremiales del SNTE. Durante diversas movilizaciones, y tras una intensa lucha política al interior del sindicato, el MRM conquistó la hegemonía al interior de la Sección IX del magisterio. Así logró definir a partir de congresos de masas a su máximo dirigente: Othón Salazar. 

“Esto comenzó a dar fuerza al Movimiento”, “pues veíamos cómo, ante la crisis, el magisterio estaba construyendo verdaderas estructuras democráticas de representación. Era el fin del charrismo en el SNTE”. 

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