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Letras Desnudas

Mario Caballero

Por un lado, da risa y, por el otro, entristece. En política tratar de adelantarse a los hechos es jugar a ser Dios. Si algo se sabe es que, en la política, como en la moda, no hay nada escrito. Hacer suposiciones es arriesgarse al ridículo. Lo digo porque a estas alturas del gobierno qué caso tiene debatir sobre la próxima sucesión. Lo que en verdad importa no es la sucesión gubernamental, sino la cuestión gubernamental.

Es triste saber que muchos actores políticos y medios de comunicación estén más preocupados en averiguar a través de conjeturas quién será el próximo gobernador de Chiapas, que en analizar lo que el actual gobierno está haciendo por Chiapas. Eso, sin duda, exhibe la ambición de nuestra clase política. Es un debate mal perfilado cuando lo indispensable es dar ese salto a la frescura de las ideas, al tejido de los acuerdos.

Chiapas no está para entretenerse con el circo de las precandidaturas. No hace más que convertir el debate público en un pueril parloteo de ocurrencias. Lo que analiza la prensa son los reflejos de quienes se sienten aspirantes, no proyectos. De sus propuestas, nada que desborde los tópicos de siempre.

El problema en ello es que los verdaderos temas del estado, como la fiscalización de los recursos, la pobreza, la educación, la economía, la salud, la necesidad de rearmar la unidad de los chiapanecos, el establecimiento de la legalidad y el combate a la corrupción, no son nombrados por los aspirantes. A la sazón, podemos analizar lo que los adelantados estén hablando en estos días, pero lo importante es hablar sobre el futuro y el desarrollo del estado.

EL, LO IMPORTANTE

La cuestión gubernamental es lo que importa y debe observarse desde dos puntos opuestos. Primero, la memoria sobre los excesos y los fracasos gubernamentales del pretérito. Es decir, el pasado como despotismo y como frustración. Pero, segundo, frente a ese ominoso pasado, la agenda política propuesta por el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, que consiste en la reafirmación del régimen democrático, la cohesión de la ciudadanía y la construcción del gobierno: componentes vitales para la gobernabilidad.

Por tanto, ¿importa lo que los adelantados cuestionen o prometan al respecto? Para nada. Importa, en realidad, lo que el Dr. Escandón Cadenas esté haciendo por resolver el problema en estos momentos.

¿Importa lo que los adelantados ofrezcan en Facebook para construir un gobierno justo? No. Sólo traer sus comentarios a las páginas de los diarios es perder el tiempo.

Interesa la cruzada que el mandatario estatal emprendió desde el primer minuto de su gobierno para reconquistar la confianza de los chiapanecos con soluciones concretas y tangibles. No con demagogia, sino con resultados.

Uno de sus primeros pasos fue establecer políticas públicas que permitieran satisfacer las necesidades básicas de los chiapanecos. En otras palabras, parafraseando a Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas, está haciendo lo posible para que la democracia, las soluciones y los servicios “lleguen a la mesa” de todos los ciudadanos.

Las políticas públicas están enfocadas en mejorar los índices de desarrollo humano, reducir la brecha de desigualdad, mejorar la calidad educativa, el acceso a la salud y a los servicios, como los programas alimentarios que apoyan a los grupos más vulnerables.

Muestra de ello son las mesas de seguridad que diariamente se llevan a cabo para supervisar, diseñar y mejorar los resultados en materia de seguridad pública. Se tratan,

esencialmente, de lograr que las instituciones implicadas en esta estrategia sirvan en mejores condiciones y garanticen la seguridad de las personas.

¿Importa que los adelantados garanticen recuperar la credibilidad política? Tampoco.

Incumbe, realmente, cómo se ejerce ahora el poder. Sí, la forma en que se está transparentando el uso de los recursos públicos, la propuesta del diálogo, la aplicación de la ley, el establecimiento del Estado de Derecho y la justicia social que poco a poco está llegando a todos los rincones de la sociedad.

En redes y en la prensa pueden leerse planteamientos de diferentes actores políticos sobre la recuperación de la paz y el orden público. ¿Deberíamos tomarlos en cuenta para dentro de dos años e ignorar el aquí y ahora? No.

Estamos obligados a ver lo que se está haciendo y se puede hacer en el presente. No mañana. Verbigracia, el gobierno de Rutilio Escandón hizo un llamado a todos los grupos disconformes a sentarse en una mesa de diálogo y encontrar los acuerdos que Chiapas necesita. Así, desde hace casi cuatro años, se han venido resolviendo problemas agrarios, estudiantiles, magisteriales y políticos que ha llevado a la estabilidad social en diversas regiones del estado.

Obviamente, Rutilio Escandón no tiene una varita mágica para resolverlo todo de un día para otro. Inclusive, muchos de los conflictos que aún persisten se deben a que hay grupos que se niegan a aceptar las nuevas formas de gobierno.

De tal manera, no importa quién quiera adelantarse en la autopromoción política y asegure cambiar la situación de Chiapas. Importa quién tiene ahora el poder para hacerlo. Ese es Rutilio Escandón Cadenas que posee además de legitimidad, el respaldo del presidente de la República, del Congreso local, del Poder Judicial, de organismos sociales, de legisladores federales y, especialmente, de la ciudadanía que lo convirtió en gobernador.

EL JUEGO ADELANTADO

Se puede decir que todos los que andan de calenturientos y aspiran la gubernatura, son oportunistas que sólo buscan el poder por el poder mismo, no para hacer el bien común.

Es una pena que seamos testigos de la disputa entre morenistas desde el corazón de este régimen. Por lo cual no podemos hablar sino de deslealtades, falta de compromiso y de responsabilidad por parte de los adelantados, que al iniciar la carrera hacia la gubernatura están violentando las leyes electorales, traicionando al partido gobernante, al mandatario estatal y despreciando la democracia. No pueden éstos abanderar un verdadero proyecto político porque lo que los motiva es la ambición.

También es una pena que desde los medios se fomente el juego adelantado de la sucesión. Claro, da para el análisis y la nota, pero quienes lo hacen por ambiciones personales dejan ver su pobreza intelectual.

Si lo hacen por el vil lucro no pueden llamarse periodistas, sino apologistas del engaño, que sin un ápice de ética tergiversan la información a costa de su propio desprestigio. Al mandar mensajes de cargada en este momento a tal o cual personaje, vulneran la fibra democrática. Es precisamente esto lo que ha llevado a la sociedad a divorciarse de la política.

Debemos entender que estos tiempos no son de calenturas, sino de alianzas, de compromiso, unidad y trabajo en conjunto entre gobernantes y sociedad.

Los adelantados deben entender que es mejor sumarse al proyecto que arremeter contra éste. Porque el tramo hasta el 2024 es todavía largo y si hoy se vislumbran como posibles candidatos, mañana podrían quedar fuera de la jugada. Armar un gran proyecto político fuera de la ley, de los tiempos y sin el respaldo partidista, es levantar un edificio sin cimientos. Tal vez esté en pie para la fiesta de inauguración, pero no resistiría el primer portazo.

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