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Miguel de Cervantes, quiso emigrar a Cartagena de Indias en 1586

Krzysztof Sliwa / Atlántico, Barranquilla, Colombia

(Segunda y última parte)

Debo agregar que los hallazgos documentales del excelente historiador José Cabello Núñez, evidencian la amistad «entre la familia de los Montes de Oca sevillanos con Cervantes durante su labor como comisario real de abastecimientos en Andalucía. En esos trabajos se descubre que Francisco de Montes de Oca, posiblemente también, familiar cercano del indiano, estaba casado con una tal Magdalena Enríquez, viuda de Cristóbal Bermúdez. Magdalena y su esposo tenían relaciones profesionales con la Casa de Contratación, ya que ambos eran bizcocheros en Sevilla y se encargaban del abastecimiento de los galeones de la Armada de Indias y los de la Armada Invencible. Sin duda, José Cabello Núñez encontró varios testimonios que demuestran la relación que Magdalena tendría con Cervantes en su etapa de comisario real, pero también que los bizcocheros eran amigos íntimos de Tomás Gutiérrez de Castro, posadero de la céntrica calle Bayona, porque ambos cónyuges serían los padrinos en el bautizo de una hija de Gutiérrez, María, en 1598. No obstante, la pregunta que podemos hacernos tras la exposición de documentos, sería: ¿por qué Cervantes invitó como testigo a la ceremonia de velaciones a Pedro de Montesdeoca y a los demás testigos relacionados con las Indias, solo por amistad o perseguía algún fin?» (E. Maganto Pavón, «Nuevos datos…», 418-20).

Después del relato de todos estos hallazgos, «pueden caber pocas dudas de lo que Cervantes pretendía invitando a su boda a su buen amigo el indiano y a los otros testigos limeños; lo mismo que buscaba de Pedro de Lodeña. Que le echaran una mano en su deseo de viajar a Cartagena con un oficio, o para que le ayudaran a conseguir la ansiada licencia de paso a través de la Casa de la Contratación. El recurrir a ellos era la última carta del escritor después del óbito del secretario Antonio de Eraso (?-1586), de Felipe II (1527-1598). Desgraciadamente para él no solo sus expectativas de embarcarse para viajar a Cartagena quedaron frustradas, sino que un año después -permítaseme un juego de palabras burlesco-, el cargo que le ofrecieron, quizás como compensación (y posiblemente comprándolo), resultó un embarque en toda regla que le costaría más de un serio disgusto y muchos sinsabores. Después de la ceremonia de velaciones no se vuelve a saber nada de Cervantes hasta el 9 de agosto de 1586, fecha en la que reaparece en Esquivias» (E. Maganto Pavón, «Nuevos…», 432).

Por los libros Catálogo de Pasajeros a Indias (María del Carmen Galbis Díez, 1986), sabemos que «la flota mercante o civil, compuesta de 5 galeones, salió de Sevilla el 29 de marzo de 1586 y en uno de ellos iba Pedro de Salazar, criado de Pedro de Ludeña. ¿Era este Pedro de Salazar el que asistía como testigo en el bautizo de Alfonso, uno de los hijos del Gobernador, celebrado en 1583? No tengo la menor duda» (E. Maganto Pavón, «Nuevos…», 433).

Habría que decir también, que Pedro de Lodeña había solicitado desde hacía tiempo una plaza de Gobernador en el virreinato del Perú (1542-1824) porque su idea era volver a América junto a su mujer e hijos. Esa petición le fue concedida el 27 de marzo de 1599 y fue nombrado por Felipe III (1578-1621) Gobernador de la Plata (Bolivia) y Corregidor de la villa de Potosí (Bolivia)» (E. Maganto Pavón, «Nuevos…», 435).

El 16 de agosto de 1607, Pedro falleció en la villa de Potosí, siendo enterrado en el convento de Santo Domingo, pero dos años y medio antes había otorgado su testamento ante el escribano Alonso de Santana, que reza: “mis huesos sean trasladados a España para ser enterrados en la capilla de Sr. San Juan, junto a los de mi esposa y mis hijos, Pedro y Francisco, cuando Diego, mi hijo, quiera”, y manda a su hijo, le encarga sea muy temeroso de Dios, y en el servicio del Rey muy riguroso y exigente, llegando, si es preciso morir por sus causas, “arriesgando su vida y hacienda”» (E. Maganto Pavón, «Nuevos…», 437).

En resumen, le agradezco al laudable investigador Emilio Maganto Pavón su ejemplar cooperación, y le felicito al magnífico historiador Emilio por su brillante hallazgo de los nuevos datos de inapreciable valor historiográfico, que exponen los nuevos detalles biográficos sobre Cervantes, quien quiso vivir en «La Capital Romántica de América». En realidad, dichas perlas documentales brindan especial interés histórico para la reconstrucción de la biografía del héroe de Argel, la Historia de Bolivia, la Historia de Colombia, la Historia de España y la Historia del Perú, y deberían ser difundidas para rectificar así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!

«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa

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