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Ayuda paliativa a los migrantes

Este lunes comenzó una nueva odisea para cientos de personas provenientes de otros países. Iniciaron en Caravana, una caminata para llegar al norte del país. Más de tres mil kilómetros les separan de la franja fronteriza. Son más de 5 mil, otras versiones señalan que son casi 10 mil almas las que comenzaron su viacrucis desde Chiapas.

Una y otra vez, debemos recalcar, los jóvenes, niños y algunas personas ya mayores de los 40 años, intentarán cumplir su sueño. Un problema que continuará, que no se le ve solución a corto ni mediano plazo.

Los gobiernos centroamericanos y de Sudamérica, de donde procede la mayoría, viven una crisis social, económica y política, que afecta a los que menos tienen. Pero hay que subrayarlo, mientras no haya la voluntad ni la capacidad para controlar políticas de natalidad, de educación, económicas, de desarrollo en sus naciones, la gente buscará otros caminos, quizás los menos correctos, pero a esperar morirse de hambre o que una bala les prive la vida, mejor hacen lo impensable.

En México, aunque haya la capacidad para darle visas durante un año, la mayoría de los migrantes no podrán llegar a su destino. En Estados Unidos de Norteamérica, cruzar la muralla es casi imposible, sobre todo porque algunos de los migrantes que han logrado llegar a Tijuana, se han quedado sin dinero, considerado el salva conducto para que un “pollero” pueda llevarlo al otro lado.

Insistimos, es un sueño guajiro porque no hay seguridad, no hay acompañamiento de las autoridades defensoras de los derechos humanos. Saben que su dominio territorial termina en los estados del norte, por decir lo menos.

Esto de la migración, pese a que es un serio problema, no hay visos de solución porque apenas si los gobiernos de estos países de donde provienen, incluido México, pueden generar empleo a sus ciudadanos. Por eso decimos que aunque haya intentos optimistas de que con Sembrando Vida, como lo propone el gobierno federal, las familias de Centroamérica se quedarán en sus localidades de origen, es una falacia.

No, no hay control a la vista para detener la migración. La política de contención ha sido rebasada y eso se demuestra con el ingreso diario de miles de personas provenientes de Haití, Senegal, El Congo, y no se diga de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, entre muchos más.

Lamentablemente, el problema de que se le dé asilo en México, sólo acrecienta la pobreza de los mexicanos, especialmente donde se asienta la migración, y Chiapas es uno de los más afectados. Hoy vemos y ya hasta es común, visualizar a gente de otras nacionalidades deambulando por las calles de Tuxtla o de poblaciones costeras, pidiendo unos pesos para mal comer.

De ahí que, en esto de la no expedición de visas, Tapachula se ha convertido en la ciudad bomba. La ciudad costera ha caído en números de productividad. La inseguridad ha sido el factor para que incluso, los hombres y mujeres que cuentan con las posibilidades económicas, dejen “descansar” el campo en lo que esta vorágine humana se controla.

También hay que decirlo, la migración se ha convertido en un buen negocio para líderes sociales convertidos en activistas, pues se han dedicado a asesorar y dirigir lo que tienen que hacer y decir los migrantes. Controlar las caravanas es una de sus cualidades, pues al enfrentar a los grupos contra las fuerzas armadas, se producen choques que sólo a éstos beneficia.

El tema es muy grave por donde quiera vérsele. Los migrantes sufriendo penurias, los gobiernos de México y Estados Unidos, haciendo hasta lo imposible por contener su avance. Lo cierto es que no se necesita meter en cintura a los gobernantes de los países centroamericanos para que controlen el éxodo. Lo que se requiere es compromiso político y social con sus gobernados. Producir, crear fuentes de empleo, combatir la inseguridad y ahora sí, emulando al presidente AMLO, acabar con la corrupción.

Pero, no, tardarán más de mil años, muchos más, como dice la canción para que este cáncer se elimine. Mientras tanto, seguiremos como en la rueda de la fortuna, repitiendo y repitiendo como merolicos lo que se tiene que hacer. Lamentablemente en países tercermundistas como el que vivimos, sólo nos queda irla sorteando, porque acostumbrados a una vida cruda de limitaciones, ya estamos.

De ahí que el Instituto Nacional de Migración, la Guardia Nacional, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y la Secretaría de Salud, sólo funcionan para mitigar los grandes dolores de los migrantes, y eso de que pidan que les brinden atención humanitaria de urgencia a la caravana que va en camino hacia el norte, es lo único que van  a proceder cumplir.

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