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“La realidad suprema de nuestro planeta es su vulnerabilidad” John F. Kennedy

Reflexiones

Fernando Álvarez Simán

 “La realidad suprema de nuestro planeta es su vulnerabilidad”

John F. Kennedy

Son varios y su origen responde a causas naturales como humanas; un rayo cayendo sobre la vegetación seca, una colilla de cigarro, la mala gestión para la preparación de tierras de cultivo. Los incendios forestales en Australia están llamando la atención mundial por su intensidad. Se concentran a lo largo de la costa sureste de Australia, en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria. El sureste es precisamente el área del país más gravemente afectada, pero los incendios también se han presentado en todos los estados y territorios australianos.

Sin embargo, son las condiciones climáticas las que proporcionaron suficiente combustible para que los incendios crecieran y se propagaran. En ese sentido el 2019 fue el año más caluroso y seco de Australia; el país experimentó una ola de calor récord, además de tres años consecutivos de sequía. Es verano en el hemisferio sur del subcontinente australiano y el calor sigue aumentando. Gran parte de la severa ola de calor estuvo acompañada por fuertes vientos de hasta 80 kilómetros por hora en gran parte de Australia, lo que propagó los incendios incluso hasta las ciudades.

Para los expertos en temas medioambientales, las altas temperaturas de este verano y los incendios posteriores están relacionados con el cambio climático, pero también con la acción inmediata de los seres humanos como los descuidos. Los incendios forestales son una parte natural del ecosistema en Australia. Muchas plantas y otros organismos del ecosistema nativo incluso dependen de los incendios regulares para germinar, reciclar nutrientes y eliminar la descomposición.

El problema es que el clima en Australia se está volviendo más cálido debido a las actividades humanas. Ese calor adicional aumenta la probabilidad de incendios. Desde 1910 cuando el gobierno comenzó a desarrollar estadísticas climáticas, la temperatura promedio australiana ha aumentado un grado.

Australia es uno de los grandes puntos críticos de biodiversidad en el mundo. El denominado también “subcontinente” australiano, al ser un territorio insular; estuvo aislado del resto del mundo durante millones de años, lo que permitió poca influencia humana. Alrededor de 244 especies de mamíferos se encuentran solamente en Australia. El 87 por ciento de la vida silvestre australiana es endémica. Pero antes de los incendios, su gran diversidad de vida ya estaba amenazada debido a las especies invasoras, la destrucción del hábitat y el cambio climático.

La pérdida de vida silvestre en Australia tiene cifras estratosféricas, se habla de que más de un billón de animales fueron devorados por las llamas de los incendios; aunque hay mucha incertidumbre en esa cifra porque incluye animales silvestres, pero también domésticos y de ganadería. En lo que hay consenso es que los animales silvestres se enfrentan a la destrucción de su entorno natural, del que dependen para alimentarse y refugiarse.

Respecto al daño sobre los humanos, los incendios en Australia están haciendo que el humo que genera, le dé la vuelta al mundo ayudado por los vientos. Ese efecto nocivo está apareciendo en América del Sur y para los australianos ha significado que cada uno de ellos sufra con el humo, el equivalente a fumar 32 cigarrillos diarios. Los incendios arrasaron aproximadamente 10 millones de hectáreas del país, mataron al menos a 25 personas y son probablemente los más devastadores de la historia moderna.

El monstruo

Las temperaturas récord, la sequía prolongada y los fuertes vientos; todo ello al mismo tiempo, es el caldo de cultivo que crearon las condiciones desastrosas de los incendios que hoy sufre Australia. Por su voracidad, intensidad y cobertura, los ciudadanos australianos comenzaron a llamarlo “el monstruo”.

La alarma nacional inició durante los primeros días del mes de septiembre, cuando las autoridades locales y varios voluntarios, apagaron un incendio en una ladera de las montañas de Queensland, en una zona de bosques lluviosos donde los incendios son extremadamente raros.

Con el incendio en Queensland, la temporada de ese fenómeno natural se adelantó y prácticamente están ocurriendo en cuatro de los seis estados del país. La costa este ha sido la parte más afectada. Para principios de noviembre, en Nueva Gales del Sur, el estado del sudeste que incluye Sydney se habían contabilizado 70 incendios.

El día 11 de ese mismo mes, el gobierno federal, lanzó la alerta nacional de que los incendios podrían tener el carácter de catastróficos. Informaba también que se espera que las condiciones empeoraran con los días porque la temporada de incendios a esas fechas, todavía no había comenzado. Y efectivamente, las condiciones que propiciaron la aparición de los incendios empeoraron y con ello, apareció lo que los ciudadanos ya denominan “el monstruo”.

Los incendios se concentran a lo largo de la costa sureste de Australia, en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria. Pero los especialistas insisten en que los efectos nocivos son sobre el ecosistema, pero también habrá riesgos sobre el bienestar de los ciudadanos. Se perderán hogares, medios de vida, mascotas y tendrán consecuencias sobre la salud mental de las personas.

La crisis ambiental tampoco terminará cuando se apagan los incendios. Cuando lleguen las lluvias, todos los escombros carbonizados del fuego pueden llegar a las fuentes de agua dulce y contaminarlos tanto para la vida acuática como para el consumo humano.

Los animales continuarán sufriendo también. Porque parte importante de su hábitat natural estará trastocado y la recuperación de la biodiversidad tomará varios años siempre y cuando los programas que procuren la reconstrucción incluyan acciones para impulsar la recuperación de las especies nativas tanto vegetales como animales.

Las cifras de los incendios

Aproximadamente son diez millones de hectáreas las afectadas por los incendios en Australia, un área del mismo tamaño que Bulgaria; Dinamarca o Inglaterra. Tan solo el incendio en Montaña Gospers, al noreste de Sídney, ocupa un área siete veces más grande que todo Singapur; en comparación con los últimos incendios forestales de impacto mundial, los de Australia superan a cualquiera. Los incendios en California en el 2018 consumieron 800 mil hectáreas y los de la Selva del Amazonas quemaron 900 mil hectáreas.

Australia es el mayor productor mundial de carbón; al año el país emite 535 millones de toneladas de dióxido de carbono; las cifras disponibles al día dos de enero de este año hablan de que los incendios desde noviembre y hasta la fecha han emitido al aire 337 millones de toneladas de dióxido de carbono y la cifra sigue aumentando. Los expertos estiman que, si bien el carbono emitido por los incendios normalmente es absorbido por los bosques siempre y cuando se regeneren, la sequía por la que atraviesa Australia y la cantidad de emisiones harían que a ese proceso natural les tome décadas.

Mientras tanto, la cantidad de lluvia que cayó este año en Australia, estuvo 40 por ciento por debajo del promedio anual y en el nivel más bajo desde 1900, aunque Australia suma diez años consecutivos con precipitaciones pluviales por debajo del promedio histórico. Desde hace por lo menos diez años, los científicos de la agencia medioambiental australiana habían predicho de acuerdo a sus modelos matemáticos, lo que hoy ocurre en todo el territorio del país.

A pesar de que los incendios forestales son parte de la regulación del ecosistema en Australia y sus autoridades realizan quemas preventivas para aminorar la cantidad de incendios de la temporada y sus efectos nocivos; la realidad es que ahora sus especialistas coinciden en que esa práctica es ya obsoleta por el cambio climático.

Incluso, Australia es un país que incentiva la participación ciudadana para combatir los incendios puesto que su vasto territorio requiere respuesta inmediata a las emergencias y movilizar un cuerpo de bomberos en grandes áreas requiere un tiempo que puede ser vital en la sofocación de la emergencia ambiental.

Hasta el momento en materia financiera, el costo de los incendios ronda la cifra de los 240 millones de dólares en reclamos a las aseguradoras financieras. Pero pocos expertos australianos dudan que la cifra no crezca.

Los líderes políticos australianos en otra órbita

Australia representa el 1.3 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y es el cuarto mayor productor de carbón, detrás de China, India y Estados Unidos. Al mismo tiempo, es el mayor exportador mundial de carbón; eso significa que Australia es uno de los mayores extractores de combustibles fósiles del mundo y que además continúa aumentando su extracción y ventas.

Australia, como muchos países que se han comprometido a reducir sus emisiones de carbono en virtud del acuerdo climático de París; por ello debe equilibrar las necesidades de su economía y capacidad exportadora con su propósito legal de reducir sus contribuciones al calentamiento global. A nivel per cápita, con solo 25.5 millones de habitantes, el país es el segundo generador de emisiones de carbono solo detrás de Arabia Saudita.

Pero la clase política es acusada por la ciudadanía de no hacer nada para dejar atrás la dependencia a los combustibles fósiles del país y que en la práctica han deshecho las políticas nacionales para combatir el cambio climático. Por ejemplo, a los productores de carbón no se les cobra impuesto alguno desde el 2014 y el apoyo a esa industria con subsidios, es política de todos los partidos políticos australianos.

Por ello, Los incendios forestales de Australia, además de la devastación natural, también se están convirtiendo rápidamente en una crisis política local. De hecho, el primer ministro se fue de vacaciones a Hawái en diciembre, cuando el fenómeno estaba en su peor momento. Por ello, tuvo que ofrecer disculpas a la ciudadanía

Mientas la “Oficina Australiana de Meteorología” el ente federal encargado de darle seguimiento a este tipo de fenómenos, demostraba que había advertido a las autoridades que Australia se encuentra en medio de una tendencia de calentamiento a largo plazo y que ello aumenta el riesgo de incendios forestales cerca de las regiones más pobladas del país; la clase política minimizaba el problema.

Australia se encuentra exactamente a la mitad de la temporada de incendios forestales y el pronóstico es reservado. El cambio climático, las condiciones meteorológicas actuales, la vastedad de su territorio y la inacción de su clase política se han conjugado. Ante la emergencia nacional, en todas las grandes ciudades australianas la población ha salido a protestar contra la clase política a la que urgen tome las medidas necesarias para que esta crisis no vuelva a repetirse.

El gran subcontinente y su tragedia ambiental debe dejar lecciones a todos los seres humanos y a las naciones enteras; las acciones globales son necesarias, pero también las pequeñas que pueden repetirse y replicarse desde los hogares.

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