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Letras Desnudas

Mario Caballero

A estas alturas, ya son demasiados los hechos graves que suceden a diario en torno y por causa de Valeria Santiago Barrientos como para seguirles la pista, desmenuzarlos y atender a sus consecuencias. Tomo en cuenta algunos de los más importantes de las últimas semanas para tratar de explicar y explicarme qué está ocurriendo en el Partido Verde Ecologista de México en Chiapas, la manera en que la actual dirigencia estatal aborda los problemas y el hecho de que esto tiene a la organización política en una crisis de credibilidad de proporciones similares a las que han vivido los partidos tradicionales.

Cada acontecimiento –de menor o mayor tamaño- revela qué sabe y qué entiende Santiago Barrientos por liderar, es decir, lo que esta dirigente elimina, tergiversa, viola o minimiza de acuerdo con lo que le favorece o le resulta un obstáculo para sus pretensiones personales.

HECHOS

Lo que elimina o está eliminando Santiago Barrientos es la historia que el Partido Verde tiene en el estado y que comenzó a principios de la primera década de este siglo. Está acabando con el arraigo y el prestigio que este instituto se ganó a lo largo de más de veinte años de lucha en cada periodo electoral, en cada batalla en las que poco a poco fue dejando de ser visto como un partido chiquito para convertirse en el más importante electoral y políticamente hablando.

Lo que en ninguna otra entidad obtuvo durante todo ese lapso de tiempo lo conquistó en Chiapas. Aquí es donde el Verde alcanzó su mayor bolsa de votos, donde logró ser mayoría en el Congreso, donde fue gobierno para la mayor parte de la población chiapaneca y donde por primera vez desde su fundación conquistó la gubernatura. Es más, fue de Chiapas de donde uno de sus militantes surgió para presidir la Conferencia Nacional de Gobernadores, mismo que logró un pacto de civilidad que hizo posible que la alternancia y la transferencia de poderes en 2018 se diera en paz y en un clima de legalidad.

Sin embargo, esta historia está siendo sustituida por un presente lleno de reclamos, en el que el Verde se ve desde adentro como un partido sin rumbo, a la deriva, sin presencia y totalmente descabezado. Esto no niega que la otrora poderosa organización política no haya ganado nada durante el proceso electoral del año pasado. Si no quiere dejar en claro que esas victorias que lo sitúan como la primera fuerza política con el mayor número de municipios en gobierno y la segunda con mayoría de votos, fue precisamente por esa historia, por esas dos décadas de trabajo político a ras de suelo, que permitieron que la gente volviera a votar por el partido, porque confía y cree en él.

De ninguna manera, es esta una victoria de la dirigencia actual, que en nada se compara con la de los anteriores líderes que fomentaron la unidad, la disciplina y el esfuerzo desde las bases partidistas.

Lo que Valeria Santiago tergiversa es la realidad del partido y de sí misma como dirigente estatal.

Hace unos días, dijo ante su séquito de aplaudidores que será elegida para continuar en el cargo, porque la militancia la respalda y aprueba sus decisiones. Nada hay de eso. Tan sólo son esquelas de cinismo y ceguera.

En estas semanas, varios verdecologistas han salido públicamente a pedir su destitución. Entre ellos está Jorge Martínez, Patricia Conde y Rafael Guirao, quienes con los pelos de la burra parda en la mano exhibieron la falta de congruencia de Santiago Barrientos, la falta de acompañamiento a las bases y su indiferencia ante las necesidades de los militantes. La señalaron de provocar divisionismo en la institución y de que sus malas decisiones están motivando que cuadros importantes del PVEM estén migrando a otros partidos políticos.

¿Dónde está su supuesto respaldo? ¿De dónde saca que los militantes votarán por que siga teniendo las riendas?

Nada más basta saber lo que Guirao, miembro destacado del partido y presidente de la Fundación Chiapas Verde, dijo:

“Escuchando y recorriendo varias comunidades y varios municipios del estado de Chiapas, ven cierta tibieza, cierto abandono, se necesita un empuje más reiterado, inyectar la confianza, un contacto directo con la realidad política e infundirles ánimos a la militancia para que podamos crecer. Estamos todos preocupados por la falta de compromiso de la dirigencia estatal”.

Por otro lado, es difícil encontrar el mejor ejemplo de lo que viola Valeria Santiago, pues son muchas las cosas que se han registrado hasta ahora. Pero quizá el ejemplo más reciente sea haber violado los derechos políticos de los verdes, a los que les negó la oportunidad de participar en la elección extraordinaria en seis municipios de Chiapas.

Como dijimos en entregas anteriores, Valeria le cedió descaradamente cinco candidaturas a Morena, uno de los partidos con el que fue en alianza. Pero una cosa es respetar la alianza y otra muy distinta es haber ninguneado a sus propios militantes, que son capaces de ganar elecciones, incluso por sí solos, y lo han demostrado en estos veinte años.

Hay muchas violaciones más, pero en este momento ésta es la más preocupante, ya que refleja, principalmente, que el partido no le importa. Sin duda alguna, el gran perdedor de las elecciones extraordinarias es el Partido Verde.

Ahora bien, lo que minimiza o ignora son las consecuencias de su desempeño. El caso más grave de minimizar son las acusaciones en su contra por la falta de transparencia en el uso de los recursos del partido. No sólo se ha quedado callada ante los reclamos, sino que a pesar de ello sigue siendo opaca, sigue sin atender las necesidades de los comités municipales y al parecer lo único que le preocupa respecto a la imagen del partido y su correcta funcionalidad es verse bien frente a las cámaras, estrenar ropajes de marca, unas buenas zapatillas y un peinado que luzca como si se tratara de un desfile de modas.

Sirva de ejemplo la acusación de Jorge Martínez de que durante todo el tiempo que lleva como dirigente del PVEM en Tuxtla Gutiérrez, no ha recibido ni un solo peso por parte de la dirigencia estatal para el sostenimiento de las actividades de la organización.

¿Dónde están los más de 18 millones y medio de pesos que el Verde recibe anualmente por prerrogativas? Si Valeria no distribuye el recurso entre los comités, si no apoyó económicamente a los candidatos en la elección de 2021 y no hizo campaña en los comicios del tres abril reciente, ¿en qué están invertidos esos millones de pesos?

¿Y EL 2024?

A más de dos años de la dirigencia de Valeria Santiago Barrientos está claro que la ruta seguirá siendo la misma: a cada oportunidad que le surja buscará obtener ganancias políticas y económicas, aunque tenga que pasar por encima de la militancia, ningunearla, humillarla y abandonarla.

Con ella al frente, el 2024 será la ruina del PVEM. Porque, además, no puede pasar inadvertido que Valeria está más preocupada por tender lazos con el partido gobernante, y eso lo dejó claro durante la campaña política de la candidata a la alcaldía de El Parral, donde lanzó arengas al grito de: “¡Qué viva MORENA!”.

@_MarioCaballero

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