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Los tres alegres sinvergüenzas

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Los tres alegres sinvergüenzas

Empezaré por preguntar una obviedad: ¿por qué José Antonio Aguilar Castillejos, Ciro Sales Ruiz y Marcelo Toledo Cruz, conocidos como “los gordos”, quieren seguir teniendo el control de Morena en el estado? La respuesta también es una obviedad: para continuar manejando a su antojo los más de 30 millones de pesos que el partido recibe anualmente por prerrogativas.

Lo que se sabe hasta ahora es que entre los tres están operando con cuantiosos recursos económicos y hostigando a la militancia para que Toledo Cruz se quede al frente del partido. Porque aparte de querer el control de los dineros también buscan apropiarse del poder político, y así Aguilar Castillejos logre ser candidato a gobernador, Ciro Sales a senador y Marcelo Toledo pueda, por fin, lanzarse por la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez, cosa que no logró en el proceso electoral pasado por falta de peso político y méritos.

El asunto es que por donde se vea, la intención de los gordos es una insensatez monumental. Por un lado, los tres carecen de prestigio y, por el otro, son repudiados por los mismos morenistas.

LOS GORDOS

Empecemos por decir que ninguno de ellos es político, sino vividores de la política. Pues un político es, ante todo, un agente de cambio. Es un hombre o una mujer que ven en la política el vehículo con el cual se pueden conquistar derechos y libertades para los ciudadanos, lograr oportunidades de desarrollo para los distintos sectores sociales y encontrar los acuerdos que el país necesita.

Los gordos, por el contrario, sólo se han beneficiado de la política, sobre todo estos tres años de régimen morenista.

Aguilar Castillejos, por ejemplo, se hizo millonario desde que comenzó a asumir como delegado en Chiapas de los Programas Integrales de Bienestar del Gobierno Federal.

El llamado “súperdelegado” nació pobre. Estudió en escuelas públicas, como el Cbtis 233 y el Instituto Tecnológico Regional de Tuxtla Gutiérrez, donde se graduó como ingeniero industrial. Y su carrera política, que inició hace más de quince años, fue mediocre hasta un día antes de que recibiera su nombramiento en el gobierno del presidente López Obrador.

Antes de obtener este cargo era dueño de varias tortillerías en su natal Ixtapa, de una ferretería y de un pequeño rancho, bienes que presuntamente logró a través del desvío de recursos públicos durante su periodo como tesorero municipal y regidor de ese mismo municipio. Como prueba está la causa penal número 71/2014, por la que la extinta Procuraduría de Justicia del Estado solicitó su detención el 11 de agosto de 2014, pero que simplemente se archivó.

Hoy, sin embargo, José Antonio Aguilar se transporta en grandes camionetas de lujo, esas que tanto aborrece el presidente de la República en los funcionarios públicos. Además, construyó una lujosa plaza comercial en el pleno centro de Ixtapa, que consta de quince locales y que administran sus familiares, y de un rancho que pasó de la miseria a tener una fachada moderna y cientos de cabezas de ganado. Todo eso en menos de tres años.

¿Cuáles han sido sus resultados como encargado de los programas sociales de la federación?

Para empezar, según los últimos informes del Coneval, de 2018 a 2020 aumentó la cifra de pobres en Chiapas a pesar de los millonarios recursos de los programas sociales. Por otro lado, en una reciente evaluación de campo hecha por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, se identificó que la mitad de los estudiantes de las zonas más pobres del estado

abandonaron sus estudios pese a que eran beneficiarios de las Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez.

Asimismo, a principios de este mes surgió la denuncia de que por instrucciones de Aguilar Castillejos los Servidores de la Nación están solicitando en 16 municipios de Chiapas documentación no establecida en las reglas de operación de los programas sociales. No sería la primera vez.

En el proceso electoral del año pasado trascendió que el súperdelegado estaba condicionando los apoyos buscando obtener ganancias electorales. Se dijo que los Servidores de la Nación iban de casa en casa, con los beneficiarios de los programas, para pedirles que votaran por el candidato que Aguilar Castillejos les ordenara o, de lo contrario, serían dados de baja del padrón de Bienestar.

Hasta el momento, su gestión acumula denuncias por desvío de recursos públicos, utilización de los programas con fines electorales, tráfico de influencias y hasta por protección de acosadores sexuales, además de despidos injustificados y violación de los derechos laborales de los trabajadores de la delegación a su cargo.

De Ciro Sales también hay mucho que decir. Pero, principalmente, que es un priista de la vieja escuela que fungiendo como dirigente estatal de Morena es el perrito faldero de Aguilar Castillejos. Pues no hace nada que no le ordene el súperdelegado y, a cambio de su sumisión y complicidad, ha recibido grandes dividendos tanto políticos como económicos.

El botón de muestra es que durante el proceso electoral pasado se reunieron en una casa por el rumbo de Terán para decidir la estrategia con la que buscarían, aparte de ganancias rápidas, fortalecer una estructura política rumbo al 2024. Ahí también estuvo el diputado Marcelo Toledo, quien en agosto de 2020 fue denunciado por recibir y recaudar dinero ilegal para financiar al partido durante el periodo que fue dirigente de Morena (2015).

La estrategia consistía en respaldar a los candidatos con mayores posibilidades de ganar las presidencias municipales, sin importar del partido que fueran.

¿Cómo funcionó? Simple, vendiendo las candidaturas de Morena y cobrando una buena cantidad de dinero a los candidatos de los partidos de oposición. Para esto último usaron el Padrón Único de Beneficiarios de los programas de Bienestar. Y de esto hay dos grandes evidencias. La primera, la prórroga que Morena pidió para presentar al IEPC su lista de candidatos a las presidencias municipales. Segunda, como se mencionó líneas antes, el hecho de que los Siervos de la Nación condicionaran los apoyos a cambio de votos a favor de los candidatos de los gordos.

Así fue como muchos morenistas que no eran de su simpatía, perdieron, y la manera con la que muchos priistas, petistas y, sobre todo, del Partido Verde afines a ellos, ganaron.

De hecho, Toledo Cruz es uno de los principales operadores políticos de la organización “Chiapas 4”, que fue supuestamente creada con recursos públicos, que es coordinada por un no morenista, Hugo Pérez, del PVEM, y que los tres gordos utilizan como grupo de choque para enderezar las cosas a favor de sus allegados, como fue en las elecciones de 2021.

 

EL PROBLEMA

Por todos estos abusos, Aguilar Castillejos, Ciro Sales y Marcelo Toledo no cuentan con el respaldo de las bases del partido. El problema es que tienen el dinero para comprar voluntades o hacer lo que les venga en gana, como reprimir a sus opositores, que es lo que han venido haciendo con Horacio Díaz, fundador de Morena y que al parecer encabeza el proyecto que tiene más fuerza hacia la dirigencia de esa institución.

¿Sabrá de esto el presidente de la República? ¿Que tres de sus partidarios, dizque defensores de la cuarta transformación, están enriqueciéndose con los recursos de la nación y que buscan adueñarse del partido en Chiapas? ¿Y todo con el único fin de seguir alimentando su ambición de poder y su amor por el dinero?

 

yomariocaballero@gmail.com

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